domingo, 19 de abril de 2020

Escritos VI (parte 2)

(continúa)

Atravesó como una exhalación el pasillo repartiendo adioses y recibiendo que vaya bienes, giró el pomo de la puerta principal y no reparó en que éste era redondo y no de manilla, como el que tenía en su casa de la infancia. Pero no tardó en retroceder mentalmente hasta ese momento y recordar la forma del pomo, ya que se encontró en el rellano de su residencia de estudiantes.

Un amplio espacio enlosado sobre el que confluían cinco puertas blancas con diferentes notas, fotos y portadas de revistas musicales tan oscuras que las mismas puertas parecían restos de carteles despegados del muro de un edificio.

Frente a la escalera que daba a la calle de atrás de la residencia estaba el ascensor. Lo tomó porque recordaba un espejo dentro de él y no creía que lo hubiese en ninguno de los tramos de escalera. Ahí estaba, con una camiseta y unos pantalones tres tallas más grandes de lo normal, una cadena colgando del bolsillo a una de las trabillas y el pelo apenas un dedo por encima del cráneo. Exactamente igual que sus compañeros de viaje a ambos lados del ascensor, cuya imagen vio reflejada en el espejo con su cara superpuesta a sus cuerpos sin que le desentonase nada.

Al llegar a la cafetería le inundó un aroma chillón de juerga y sus oídos saboreaban palabras al vuelo que hacía mucho tiempo que no le eran familiares, "Tengo un cebollón...", "... unos calis en la...", "...conseguido una ficha de... ", "... en el Excalibur", "...tío, la que te perdiste...", "...es un máquina del...", "...la de farmacia este jueves". Era el sabor de la despreocupación, pero su acidez le revolvía las tripas por dentro.

Lo comprendió todo al ver la sonrisa cómplice de Tec y Farsul. Debía ser viernes al mediodía y no habría dormido más de 3 horas, seguro que en un camarote estrecho de un carguero mercante del siglo XIX en mitad de una tormenta histórica. Exactamente esa era la sensación:

¿Qué pasa, loco? - preguntó Tec con malicia - ¿Ha habido movimiento en el Airbus?

Los tres se rieron, Farsul y Tec con ganas y él, con una sonrisa coaccionada, les pidió que se dejaran de coñas marineras y aéreas. Necesitaba tierra desesperadamente. Recordaba bien aquel episodio: las risas previas, el botellón en la plaza, las bandas desafiándose y toda la adrenalina arremolinada a su alrededor.

Se llevaron una buena esos capullos - exultaba Farsul justo cuando abandonó los recuerdos para incorporarse a la conversación - Y tú estuviste mítico, real, puro... ¡TNT, tron!

Sus risas huecas resonaban en toda la cafetería pero también en su interior como un eco que levantaba el dolor desde lo profundo de sus entrañas hasta el mismo centro del cerebro: "Bueno, sí, no estuvo mal - admitió - pero nada que ver con el sábado pasado, ¿eh?"

Entre los aplausos y las risotadas esperpénticas un relámpago de lucidez lo sacudió por dentro y pensó que ahí estaba la clave. Despegado de sí mismo se vio alejándose hacia la salida mientras el resto se quedaba allí rememorando tiempos recientes a la vez que pasados, hechos que parecían ahora irreales aunque se presentaran crudos en una sucesión de imágenes mentales que le recordaban a un videoclip de Wu Tan Clan.

(continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario