miércoles, 25 de septiembre de 2013

Precaución, amigo conductor!

Llevo 2 semanas utilizando la bicicleta que me prestó Fernando hace 3 meses. Me ha costado, pero lo he conseguido. Y ahora voy en bici a todos lados (menos al cole, que está tan cerca de casa que me daría vergüenza sacar la bici).
Es como un retorno a la infancia, porque con la broma de conducir por la izquierda es como si estuviera aprendiendo a montar en bici otra vez. Con diferencias propias del país, debido a la austral fijación por la seguridad: me he comprado un casco, uso el chaleco reflectante por la noche y el otro día fui a un simpático lugar donde puedes arreglar la bici gratis y le puse un reflector rojo en la parte de atrás.
Fumando la pipa de la paz
De paso, un señor australiano, muy afable y apañao me arregló la cadena, porque no el cambio no funcionaba y ahora me parece que voy en coche, va la bicicleta de maravilla, ¡oiga! Justo a tiempo para afrontar el cruce del puente cuando me mude.
Otro de los sucesos semanales ha sido la rave party del sábado pasado. Los cuatro jinetes del apocalipsis que son mis compañeros de piso irlandeses celebraban la última semana de uno de sus amigos, que regresa al Reino Unido (tantos kilómetros y una misma reina…) y decidieron hacerlo a lo grande: sábado 4 de la tarde, la fiesta comienza con música y cervezas (una caja de 24 tercios). Empiezan a llegar los amigos y las cajas de birras se multiplican. Apenas las 9 de la noche, diez personas y cada uno llevará 3 litros de cerveza por lo menos; más tabaco, lo que no es tabaco y otras golosinas por el estilo.
En ese momento yo me voy al bar de Pichuco que me toca barra (por cierto, una fiesta muy curiosa de un colectivo de lesbianas moteras con espectáculo de lap dance) y a mi regreso a casa a las 2 de la mañana me sorprendo viendo restos de sangre en la cocina y huesos de pollo en el cuarto de baño: Los chavales, que se han peleado de broma y que no sueltan el pollo de Kentucky ni para …
Ojo a la moqueta que resbala
Yo me voy a la cama, que al día siguiente trabajo. Ellos regresan hacia las 4 con poca gana de dormir, así que se salen al balcón, encienden la música y a seguir bebiendo (whiskey, cerveza o lo que se tercie) y saltando encima de uno que se queda dormido en el suelo (versión buñuelo). Por lo visto les dieron las 10 y las 11.
Cuando volví, a las 6 de la tarde del domingo, seguían durmiendo como angelitos, el lunes fue muy duro para los que trabajaban (son todos albañiles, menos uno que es fontanero) y uno está de baja porque se rompió el hombro por una zancadilla de broma. Me reconocieron, aún algo ebrios, que se engancharon una mierda de quinceañeros.

Y a mí, con tanto regreso a la infancia me ha salido una espinilla. Va a ser cierto que los 30 son los nuevos 15

sábado, 21 de septiembre de 2013

Unas prácticas muy prácticas

¡Ya estoy de vacaciones!
Y vosotros diréis, ¿otra vez? Pero, ¿qué pasa? ¿En Australia no se estudia o qué?
Tienen por aquí un sistema escolar que prevé dos semanas de vacaciones entre cada evaluación y dos grandes bloques de vacaciones entre cada semestre.
Yo de momento he tenido vacaciones breves en Abril, cuando vino Pepe y nos fuimos a Tasmania, vacaciones largas en invierno (verano español) cuando nos fuimos de tournée en caravana y las de ahora, que son breves.
De momento no he preparado nada más que una posible visita de uno o dos días a Canberra, porque el evento se acerca y me toca buscar sponsors. Además, el miércoles pasado empecé las prácticas en el Festival de Newtown.
Un poco de publicidad del Festival
El Festival es una pasada. Lleva funcionando 35 años y es una de esas pequeñas ideas que nacen de una comunidad desfavorecida que cree en la solidaridad, empieza con un picnic para los vecinos y acaba reuniendo 80000 personas en el parque, 300 chiringos de comida, artesanía y vida sana, 4 escenarios con música, baile y performances... En fin, uno de los eventos del año en la ciudad.
Y ahí dentro he acabado yo, un poco de rebote, porque una compañera de clase sugirió mi nombre cuando la organizadora comentó que les hacía falta otra persona. El Festival es el 10 de noviembre, así que después del evento, que está previsto para el 25 de octubre, no voy a tener tanto descanso como me parecía.
El poster, sin los sponsors, claro
A propósito del evento para el curso, ya tenemos el póster oficial, hecho por una compañera del grupo que es diseñadora gráfica y de estas cosillas algo entiende. Ahora nos toca vender los tickets para que vengan 120 personas, ¿quién se apunta a venir a Australia a finales de octubre?
Por otro lado, me estoy preparando para grandes cambios, dejo el edificio que me ha acogido durante los últimos ocho meses en literas chirriantes con compañeros de todo tipo (desde mandango hasta el traficante de galletas coreanas, que por cierto todavía se acuerda de mi y nos trae bolsas llenas de galletas cada 3 semanas) por una casa en el barrio norte, pasado el puente de la bahía.
Aún quedan muchas cosas por hacer y la mudanza no será hasta el 7-8 de octubre, pero cambio el bullicioso centro y las convenientes ofertas del barrio chino por la tranquilidad de la vida de barrio australiana, con su parquecito para hacer barbacoas y sus vistas de la Ópera desde el otro lado del puente.
Me llevo la bicicleta, que intentaré convertir en mi medio de transporte preferido, y ya he medido lo que tardo en llegar a los sitios: media hora al colegio, 45 minutos a las prácticas de Newtown y 1 hora al Pichuco's australiano donde sigo de voluntario de vez en cuando.
Si la uso de verdad voy a echar unas piernas que ni Eddy Merckx, porque ¡menudas cuestas hay en Sydney!
La Ópera, desde el otro lado


viernes, 13 de septiembre de 2013

Multitasking

Está de moda, dicen, eso de ser multitasking: Lo que viene siendo polivalente y capaz de simultanear tareas. Aunque se diga que los hombres no son capaces de hacer dos cosas a la vez, el célebre requisito del multitasking es indispensable y poco a poco se va imponiendo.
Mi primer capuccino
Hasta uno, que hace poco pensaba que no era capaz de gestionar dos proyectos simultáneamente (me refiero a mi mismo) se da cuenta de que puede y entonces llega el abuso: como puede con el curso de eventos, empieza a trabajar en una cafetería restaurante (que la vida está muy cara), por si eso no bastara, se apunta a hacer unas prácticas en el Festival de Newtown (por fin algo que tiene que ver con mis estudios, ya lo contaré con detenimiento próximamente) y para rematar se apunta uno al curso de barista para aprender a hacer cafés (bien sé yo lo que me lo hubieran agradecido Matías y David el año pasado en el Salu).
De todas formas, tampoco soy tan multitasking como parece, porque ahora mismo estoy intentando escribir esta nueva entrada mientras veo Batman, el caballero oscuro en inglés con mis compañeros de piso y ni me estoy enterando de la película ni sé muy bien de lo que estoy hablando aquí.
Y todavía me queda tiempo para salir por ahí: no de fiesta, que uno ya tiene una edad y hay que cuidarse, pero si a tomar algo con los compañeros del trabajo en uno de los bares de moda de Sydney: O Bar.
Lástima de cámara de fotos...
Es un elegante y distinguido local en el piso 47 de uno de los rascacielos del distrito centro  (CBD, como dicen aquí). Lo que tiene de particular es que el edificio es circular y la zona del restaurante gira alrededor del bar, para que pueda uno echarse una foto con el puente de fondo.
Un capricho que no se puede uno permitir todos los días, porque la broma cuesta un ojo de la cara (menos mal que el zumo de piña no es muy caro en ningún sitio, aunque la calidad sea discutible.
Y por último, para cerrar el repaso de la semana, el examen de contabilidad, que me ha salido bastante bien la verdad y que ha puesto la guinda a una semana de entregas y de actividad académica loquísima. La semana que viene acabamos con el papeleo y empezamos con la promoción del evento en sí. Como aperitivo, os dejo aquí el logo del evento más esperado de Sydney desde las olimpiadas.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Jornada de Puertas Abiertas

El de los brazos en jarras soy yo #fotosquenovienenacuento
Hoy tengo muchas formas de empezar este post, tantas como veces he intentado esta semana escribirlo y no ha habido forma. Al final me ha ocurrido lo que venía evitando desde que comencé: publicar el domingo. Será psicológico pero ocurre con el domingo que ya no hay marcha atrás, como se te vaya un poco de las manos, la semana se perdió.
Dejé a medias (en realidad apenas esbozado) el relato de las vacaciones y lamento postergarlo aún, pero tengo que hablar del Open Day  del pasado 31 de agosto en la escuela donde estudio (Ultimo TAFE, por si alguien se anima).



Como miembro que soy de la asociación de estudiantes me involucré activamente en la organización del día, tanto que el sábado a las 7 de la mañana ya estaba en el cole cargando y descargando mesas, flyers, regalos y demás material. Después de un par de horas de preparación, en las que la gente me preguntaba dónde iban las cosas (no sé, debo tener cara de folleto informativo) dio comienzo la jornada.
El taller de maquillaje y peluquería también tuvo tirón
El Open Day es un invento para promover las diferentes áreas de estudio que tiene TAFE, un poco como el Día E del Instituto Cervantes es para festejar y promover el español o como la Jornada de Puertas Abiertas del Salugral es para disfrutar de ese recóndito balneario del valle del Ambroz. Todo esto viene al caso porque llevo, con este, 4 años de jornadas de puertas abiertas, pero el sábado me lo pasé como nunca.
Aunque por la mañana estaba más aburrido que una mona en la rayuela (que trataba de conseguir que la gente jugara y regalar premios con el logo de la asociación de estudiantes a cambio), por la tarde me desplazaron al stand de tatuaje temporal. Yo, que nunca he sido un artista y para las manualidades peco en exceso de manazas, me pasé 4 horas pulverizando tinta en los brazos y piernas de la gente, que extrañamente se iba encantada con el resultado.
Algunos pocos osados querían tatuarse el culo
Yo lo disfruté como un niño con un cuaderno de esos que vienen en blanco con las zonas separadas para colorear (porque tenía varios patrones de tatuaje, claro) y el responsable del curso de spray painting, que está pensado para pintar coches, no personas, nos dijo que retendría nuestros datos para próximos eventos
Por último, añadiré que el miércoles voy a reunirme con la responsable de un festival de barrio para hacer unas prácticas con ellos (gratis, se entiende). Pa’ que luego digan que Australia no es un país lleno de posibilidades.