sábado, 29 de enero de 2022

Comentarios - Memorias dun neno labrego

 Siguiendo con la temática campesina (o pastoril, según se mire) iniciada con el poemario de Olga Novo, me leí estas Memorias, escritas en 1961 por el autor exiliado Xosé Neira Vilas. Una novelita en forma de diario que ha sido todo un fenómeno editorial desde los años 70 hasta la actualidad, por lo menos en Galicia. Fuera de aquí ha sido traducida, por ejemplo, al castellano, catalán, portugués o alemán.

La historia está narrada en primera persona por Balbino, un muchacho de pueblo que cultiva un gran interés por la palabra sin descuidar el trabajo que, según irá descubriendo a lo largo de la novela, le toca desempeñar en la vida:

Eu son Balbino. Un rapaz da aldea. Coma quen dis, un ninguén. E ademáis probe. Porque da aldea tamén é Manolito, e non hai quen lle tusa, a pesares do que lle aconteceu por causa miña.

Durante la lectura asistimos a las tribulaciones de Balbino con respecto a los grandes temas de su cotidiano: la muerte, la obediencia, la jerarquía, el sueño americano -en su versión gallega-, el amor, la amistad y, por supuesto, la justicia.

Con un estilo sencillo y muy poético el autor nos conduce por las inquietudes del joven y nos refleja una época y un estilo de vida, el de los años 60, que era muy diferente en las aldeas gallegas de lo que sucedía ya entonces en las grandes pantallas cinematográficas.

Debe ser boa cousa chegar a grande. Os grandes son donos de si e do mundo. Fan e desfán, gobernan, arman ó melro con guerras, negocios e canta trangallada hai. Pero, como di a madriña, "non sempre é ouro o que reloce". Os grandes teñen as súas tristuras e desacougos. E ás veces inda nos gañan en rapazadas. De non ser así non se encabuxarían cando lles sinalamos algo que está mal.

Ese canto a la libertad infantil no está exento de amargura, o de tristeza, y Balbino se planteará su obediencia a los grandes. También su temperamento le jugará malas pasadas. Encontrará dificultades a la hora de comprender e identificar sus sentimientos pero, de alguna intuitiva (o aprendida) manera, sabrá que hay ciertas cosas que no se pueden hacer o decir en público, guardándose para momentos privados su ira y sus lágrimas.

Y no vayamos más allá para no desvelar el cuento, que se lee rápidamente pero se saborea poco a poco y deja un regusto amargo, como el chocolate puro. Añadir solo que la edición que tengo conserva el estilo de entonces y muchas palabras en el gallego normativo de hoy en día se escriben diferente, por lo que me ha sido un poco difícil comprenderlo.

Escrebir no caderno -¡quén o diría!- é coma valdeidar o corazón. Prece un milagre. Pois ó fin de contas non pasa de ser unha conversa comigo mesmo. Pero pra min é milagre todo.  Dende as pingueiras da chuvia hastra o canto do grilo.

sábado, 22 de enero de 2022

Comentarios - Encrucijadas

 El último libro del casi ganador del Pulitzer, Jonathan Franzen. Un ladrillo de 650 páginas ambientado en los hippies años 70 estadounidenses a través de las vivencias de la familia Hildebrandt, compuesta por seis miembros: el padre, un pastor protestante (o algo parecido, de la Primera Reformada); la madre, que está gorda y encierra un pasado turbio; el hijo mayor, que va a la Universidad y se enamora; la hija, que añora a su hermano mayor y tiene una crisis de fe; el hijo mediano, adolescente, que consume y vende drogas, aunque se plantea dejarlo; y el pequeño que es muy tierno e inocente y comparte habitación con el traficante.

Aunque no todas las tramas están igual de equilibradas, la novela es muy redonda y recorre las grandes preguntas de la humanidad en un contexto, el de los 70, en el que parecía que Dios (o más bien la espiritualidad), el amor libre y las drogas podían no sólo no excluirse sino incluso sumar.

Pese a la coralidad, el arranque del libro ya anticipa a los personajes que más van a interesar al autor, a saber, Russ, Frances y, por supuesto, New Prospect, la pequeña ciudad de Wisconsin en la que vive la familia:

El cielo de New Prospect, atravesado por robles y olmos desnudos, estaba lleno de promesas húmedas -un par de sistemas frontales sombríamente confabulados para traer una Navidad blanca- mientras Russ Hildebrandt hacía la ronda matinal en su Plymouth Fury familiar por los hogares de los feligreses seniles o postrados en la cama. La señora Frances Cottrell, miembro de la congregación, se había ofrecido a ayudarlo esa tarde a llevar juguetes y conservas a la Comunidad de Dios, y aunque Russ sabía que sólo como pastor tenía derecho a alegrarse por el acto de libre albedrío de la mujer, no podría haber pedido un mejor regalo de Navidad que cuatro horas a solas con ella.

Toda una declaración de intenciones esta pequeña muestra de su estilo barroco, adornado con largas frases subordinadas, paréntesis o explicaciones entre comas (de esas que hacen que uno se pierda a mitad de camino y tenga que volver a comenzar el párrafo varias veces) y sugerentes adjetivos para casi cada objeto.

Y llegamos a Encrucijada. El título de la novela es también, o precisamente por eso, el nombre del grupo juvenil de la Iglesia. Lo guía un joven cura, Rick Ambrose, que es el archienemigo de Russ Hildebrandt porque tiene todo lo que el viejo párroco ansía: juventud, carisma y capacidad para conectar con la gente joven (especialmente chicas) de New Prospect. A este grupo se unen los medianos del clan Hildebrandt, Perry y Becky.

Para cuando Becky se unió a Encrucijada, él ya dominaba el juego. El objetivo era acercarse al centro del grupo, formar parte del círculo más escogido siguiendo las reglas que estipulaban Ambrose y los otros consejeros. Esas normas requerían comportamientos que iban en contra de la lógica. En lugar de consolar a un amigo con memeces, le cantabas verdades ingratas. (...) En lugar de exhibir entereza, llorabas a lágrima viva. Si sus lágrimas de la noche en que bebió ginebra habían sido catárticas, el llanto acudía en adelante con más facilidad y era una moneda más corriente canjeable por el avance hacia el círculo selecto. Como era un juego, a Perry se le daba bien, y aunque era difícil sentirse de fábula por estrechar lazos usando cálculos de la teoría de juegos, se daba cuenta de que había quienes de veras apreciaban su comprensión y de veras se conmovían con sus aspavientos emocionales.

Pero las encrucijadas son todas y cada una de las elecciones a las que se enfrentan los personajes, que se debatirán entre los dictados del corazón y los cálculos mentales, el egoísmo y la bondad divina, la honestidad y los deberes morales... Todo ello aprovechando que el grupo juvenil realiza cada año un viaje a Arizona para "ayudar" a los navajos en una de sus reservas.

El autor retrata a las mil maravillas la condescendencia y el paternalismo con el que el hombre blanco ha tratado siempre a las personas que consideraba inferiores (en el libro los indios, las mujeres y los niños) y está salpicado de abundantes referencias a la filosofía de la época (Sartre en particular).

-Tienes que hacer algo -le dijo-. A partir de este verano quiero verte trabajar. Esa es la regla de esta familia: nosotros trabajamos. Quiero que te propongas como meta ganar 50 dólares a la semana.

-Becky no tenía que trabajar con mi edad.

-Becky entró en las animadoras y ahora está trabajando.

-Odia ese trabajo.

-Bueno, en eso consiste la disciplina. Puede que no te guste, pero trabajas de todos modos. No pretendo castigarte, Perry. Hago esto por tu bien.


sábado, 15 de enero de 2022

Comentarios - Nós nus

Pedí poesía a los Reyes Magos y me trajeron dos libros. El primero, éste, es un poemario de Olga Novo, poeta y profesora de lengua gallega. Está escrito en gallego, claro, y es un viaje sensorial absoluto al corazón de la naturaleza. No a la naturaleza salvaje y arrebatadora, sino a la cotidiana, a la que casi ha desaparecido de nuestro paisaje emocional, oculta entre las instantáneas imágenes de nuestras pantallas, a la que es tan salvaje y arrebatadora como la otra pero sin alardes.

Es una poesía con minúsculas que se escribe con tiza en la pizarra, como esta a cova das uces:

era aquel espazo primordial seda

e lousa en que escribía a túa pel con xiz

e unha forma curva a me asolagar as tempas.

tender as liñas radicais do desexo

ata predicir nun repente a escisión da certeza

e de toda dúbida

e volcarnos na fuga

(...)

era campá matinal

a estremecerme dentro.

Tiene el curioso honor Olga Novo de haber recibido el Premio Nacional de Poesía el año de la pandemia (2020) por su libro Feliz idade y al año siguiente de la pandemia (2021) el Losada Diéguez por este poemario que comento y que ha sido reeditado por Xerais.

Aunque alterna arte mayor y menor, predominan los versos largos (hasta el alejandrino y más allá) con un cierto regocijo en la musicalidad inagotable de las palabras. Por último, decir que el libro está dividido en tres partes y por ello cierro, porque en poesía mejor leer que comentar, con un pequeño fragmento del poema más largo del libro, una composición también dividida en tres partes, llamada que mollada entres no aquelarre:

II

amasa pan ata coa boca ata acabar coas mans extenuadas.

a buscadora de lévedo e dun viño escuro, da postura total.

amasa tamén uvas cos pés, non cre no que non toca.

ela é un espazo completamente aberto para que se faga a noite

pronuncia con pracer cousas da carne, do ámbar, da muluma.

come follas dunha droga natural que a fai saírse fóra de si mesma

para saber quen é.


miércoles, 5 de enero de 2022

Comentarios - El arte de perder

 Infinita pereza. Esa sensación inagotable y escueta fue la que tuve cuando tomé prestado el libro de Alice Zeniter. Resulta que me apunté a un club de lectura en la escuela de idiomas y esta era la segunda novela que tocaba. De nuevo en castellano. Más de 400 páginas.

 No es solo que me haya gustado el libro, es de lo mejor que he leído últimamente. Una Odisea que dura más de veinte años y recorre la historia de tres generaciones de una familia de emigrantes, desde la huida de su país (hasta entonces departamento de la ¿misma? Francia a la que llegan), la actual Argelia, hasta la actual situación de odio y enfrentamiento que se vive en Francia a raíz de los atentados terroristas.

 El estilo de Zeniter es muy contundente y poético. No hace concesiones y al mismo tiempo no juzga a ningún personaje, desplegando una infinidad de emociones que se ocultan entre el silencio, la vergüenza, la rabia o la tristeza.

Cuando Yema le pregunta si le gusta la comida, responde enfurruñado que le falta sal, y en el mismo momento en que lo dice siente que la frase resume toda su vida, que acaba de encontrar la metáfora más clara y concisa posible. Durante el resto de la cena, se repite la frase ("A mi vida le falta sal") recalcando cada palabra, y ya no le responde a nadie. Sus padres ven cómo mueve silenciosamente los labios y se encogen de hombros. A los dieciséis años, también Naïma se dejará asombrar por revelaciones íntimas que no compartirá con los demás, pero que le parecerán tan plenas, tan densas, que bastarían para dar sentido a su vida. A esas alturas, Hamid ya habrá olvidado la intensidad inherente a la adolescencia y, diciéndose que su hija es insoportable, deseará que madure de una vez.

 Por el lado del estilo, emplea también recursos originales como incluir los textos de pintadas con dos ojos almendrados que algún personaje se encuentra por la calle, o conectar sin puntuación ni espacios una serie de secuencias de sus pensamientos, o copiar y pegar textos legales o resultados de internet. Está empleado con magistral equilibrio porque nunca se hace pesado o redundante.

     II. Derechos y libertades de las personas y sus garantías

         Disposiciones comunes

(mientras tecleaba las siguientes líneas, Naïma se dijo que eran sumamente claras y breves. Debían proteger a su abuelo. Las siguientes líneas, se dijo Naïma mientras tecleaba, también resultaron sumamente ineficaces)

Nadie podrá ser objeto de medidas policiales o legales, sanciones disciplinarias o discriminación alguna en razón:

-de opiniones manifestadas con ocasión de hechos ocurridos en Argelia antes del día del referéndum de autodeterminación; 

-de actos cometidos con ocasión de los mismos hechos antes de la proclamación del alto el fuego;

-ningún argelino podrá ser obligado a abandonar el territorio de Argelia ni forzado a permanecer en él.

Otro recurso que también emplea con habilidad es la reivindicación desde la contradicción, que se resume mejor que en ninguna otra parte en el propio título de la obra, que procede de un poema de Elisabeth Bishop citado también en la novela, precisamente por un argelino:

No es difícil dominar el arte de perder:

tantas cosas se empeñan en perderse

que su pérdida no es ningún desastre.