viernes, 26 de febrero de 2021

Comentarios - Los cuentos

He leído varios cuentos de Cesare Pavese. Aunque la recomendación de mi tío era otra novela, "De tu tierra", en la biblioteca sólo disponían de una edición de cuentos que incluye tanto los de "Noche de fiesta" como los de "Feria de agosto."

La edición contiene casi 60 cuentos y he leído solo algunos. Reconozco que al principio me ha resultado difícil porque usa la primera persona (inevitablemente se tiende a identificar lo que cuenta con su vida real) y se caracteriza como hombre cruel, misógino y bastante despegado del mundo. No es un personaje narcisista aunque desde luego no vaya mucho más allá de su propio yo. 

Se ve, sin embargo, que lo hace alimentado por el interés en la búsqueda de la identidad. A menudo los relatos terminan y se queda flotando una sensación triste, de soledad no aceptada, que tal vez, esta sí, tenga que ver con la naturaleza de Pavese (se suicidó a los cuarenta y pocos).

Para conocer su historia leo en wikipedia que perdió a su padre cuando tenía 6 años, fue un convencido ateo y comunista, sufrió un desengaño amoroso y perdió a muchos amigos durante la Segunda Guerra Mundial, en la que no participó. Dice la wiki que se mató por todas esas cosas. Yo creo que era un hombre solo, no solitario. No sé si incomprendido por la naturaleza, por la sociedad o por el tiempo.

También escribió poesía, y se nota porque tiene una prosa ágil, llena de imágenes evocadoras ya hable de la naturaleza salvaje o de la cárcel. En su cuento Nudismo, por ejemplo, dice:

"El campo no es nada simple. Basta pensar en cuánta gente ha pasado. Cada orilla, cada matorral ha visto alguna cosa. Cada lugar tiene su propio nombre (...)

Me detengo al borde de los troncos. Aquí se reanudan cultivos y fatigas. Unos grupos de alisos y de acacias sobre el corte del agua forman todo lo inculto. No puedo avanzar más, porque voy desnudo. Esta vez he entendido por qué para desnudarse es preciso bajar al corte y por qué los campesinos se visten para ir al campo. Labrar es vestir la tierra".

Y su tormento vital ya se anuncia en cuentos como Suicidios, que escribió en 1938. Ahí el personaje ya le preparaba el terreno a Pavese de alguna manera, pues en un diálogo el personaje confiesa a su amante (Carlotta) que tuvo un amor de juventud (un hombre llamado Jean) que estaba a su vez enamorado de una mujer madura. El protagonista cuenta que Jean decide suicidarse y Carlotta se preocupa:

"Esa noche Carlotta me dijo:

- ¿Y tú querías de veras a aquella mujer?  

- ¿A aquella mujer? Amaba a Jean, ya te lo he dicho

- ¿Y querías matarte también tú?

- Por supuesto. Y hubiera sido una tontería. Pero no hacerlo fue una gran cobardía. A veces tengo remordimientos."

Tal vez, pese a la tristeza de su suicidio, lograra él morir libre de esos remordimientos de su protagonista.


sábado, 20 de febrero de 2021

Comentarios - El volumen de la ausencia

 En la biblioteca que poco a poco va ocupando su lugar en la casa, hallo "el volumen de la ausencia" y me parece gracioso que ese volumen, que además pertenece a una colección de tapa dura, ocupe un lugar cúbico en la estantería. Me gusta que el título sea un octosílabo perfecto y no dudo en comenzar su lectura.

Su autora es Mercedes Salisachs que, según descubro en Wikipedia, fue directora editorial de Plaza y Janés además de novelista hasta los 96 años. Murió al año siguiente de la publicación de su última novela. Dice la red global que fue hija de un rico industrial barcelonés y recibió una educación liberal-conservadora y yo lo pongo porque sin duda algo de ello impregna a varios de los personajes de la obra.

Me ha parecido una novela estupenda por la calidad poética con que recorre la época de la dictadura de Franco y los primeros años de la democracia a través de la figura de su protagonista Ida Sierra, cuyo nacimiento lo calculo en los años 30 y en la actualidad de la novela (alrededor del año 1980) cumple 50 años. El relato se centra, aproximadamente en los veinte años que van desde los 30 a los 50. A pesar de lo que dice el tango, los acontecimientos que se acumulan en esos 20 años son muchos para la protagonista: personales, laborales y familiares. Todo con ese telón de fondo de los muchos cambios sociales que también se relatan.

Gracias a este relato he comprendido ese término que llevaba un tiempo escuchando: el tardofranquismo. Una época en la que se asomaba la libertad entre las mangas cortas de faldas y camisas, dejando al descubierto brazos y piernas cubiertos de costras de viejos principios que se resistían a desaparecer.

La historia de Ida Sierra es también la historia de la mujer en esa época de tránsito. Una mujer que a sus 50 años recibe del doctor la confirmación de una enfermedad incurable. A partir de ahí repasará su historia de renuncias al propio ser por causas como la familia, la sociedad, la fe o la ley. Por el camino encontrará todo tipo de personajes, principalmente femeninos, convertidos en la representación de cada una de esas ideas y veremos cómo se las apaña para dialogar con ellas y consigo misma.

"Marta Echave era una de las portavoces más entusiastas de aquellas teorías: "Nadie tiene por qué pedirnos cuenta de nuestras decisiones - insistía cuando se mencionaba el tema del aborto terapéutico -. A veces un embarazo puede acarrear serios trastornos mentales a las afectadas." (Decía afectadas, como si estar embarazada fuera una enfermedad.) Mi madre no se alteraba. Tampoco opinaba..."

La ausencia para Ida es la de Juan, pero en este párrafo, la autora nos invita a colocarnos en el lugar de la protagonista y sustituirlo por aquello (sea persona, animal, lugar o sentimiento) cuya ausencia ocupa volumen en nuestras vidas al cabo de los años: 

"... después de esos doce años vacíos de tu presencia, pero tremendamente llenos de tu ausencia. ¿Sabías tú que también las ausencias pueden tener volumen? La tuya lo tuvo. Fue un volumen lleno de ti, de tus palabras dichas al desgaire y de las que ni siquiera me habías dicho pero que yo adivinaba; de coloquios interminables entre tu yo lejano y mi propia soledad, siempre presente."

Y además tiene un punto crítico hacia la mercantilización del arte contemporáneo por sus artistas (o más por sus marchantes) ante la llegada de nuevos ricos con más dinero que formación o gusto, pero aparece muy de refilón, supongo que para no bambolear demasiado la ansiosa y frágil sociedad de los años 80.

viernes, 12 de febrero de 2021

Comentarios - La mujer quiere alas (y otros ensayos)

 El año pasado, no, hace ya dos años (como pasa el tiempo) mis amigos del cole me regalaron un lote de libros relacionados con el feminismo. Nos pilló la mudanza y acabaron en cajas, junto al resto de papeles y, hoy, casi dos años después, vuelven a una estantería.

¡Qué mejor elección para empezar que esta colección de artículos de ensayo escritos por Clara Campoamor antes y durante la Segunda Guerra Mundial desde su exilio argentino! En ellos recorre con estilo ameno la actualidad del momento y señala igualmente otros hitos históricos relevantes en Europa (como la revolución francesa) y América (como la guerra de los Siete años del Canadá).

La mayoría de los artículos recogen el papel de las mujeres en la historia (actual y pasada). Mujeres anónimas y famosas reinas de Francia o Inglaterra a través de las cuales desgrana sus ideas sobre la igualdad laboral y la presencia de la mujer en la vida pública no solo a través del voto.

Son muchos los artículos interesantes que se podrían resaltar y yo quiero rescatar un par de ejemplos que me han activado la reflexión, sea por la actualidad que tiene hoy día el ensayo, sea por el momento histórico en el que se reflexionaba sobre ello (hace alrededor de 80 años). Son el ensayo que da título a la antología, La mujer quiere alas y la encuesta que se recoge en el artículo La postguerra vista por las mujeres.

En el primero la metáfora se torna física con el metal de los aviones, pues destaca la preferencia de la mujer por la aviación durante la guerra y la conecta con la libertad como sentimiento y necesidad innata en la mujer. Así creo yo, defiende de paso que los logros de las mujeres no son conquistas sino reconquistas, escribiendo párrafos como éste:

"He aquí que, por esa tendencia íntima al vuelo imaginativo, y esa preparación material para realizarlo, que le dio la antigua educación, comprendamos bien la predilección de la mujer por el avión. La palanca cambió de forma y el vuelo puede ahora materializarse."

En La postguerra vista por las mujeres recoge una encuesta realizada por la Alianza de Uniones Cristianas de Jóvenes, en la que preguntan a muchas mujeres americanas sobre su situación y su postura hacia el nuevo orden que surgirá con la paz futura (este artículo está escrito en 1943, con los Estados Unidos plenamente implicados en la II Guerra Mundial).

La encuesta pretendía llevar la voz de las mujeres a la hora de construir la sociedad de la postguerra en tres epígrafes: hogar y vida de familia, condición económica de la mujer hasta la fecha y condición social y legal de la mujer.

Ya la propia Clara Campoamor presenta la propuesta como una realidad necesaria a defender de posibles ataques que la minusvaloren: "La pretensión no es ni literaria ni baladí. Si se la puede apellidar quijotesca, no debemos olvidar que se basa en algo más firme y aquilatado que las aventuras imaginativas del loco bueno de Cervantes".

De las veintiocho preguntas que contiene la encuesta, nuestra escritora destaca algunas que creeríamos ya superadas y otras que son aún a día de hoy tremendamente actuales. Tanto que casi asusta pensar que 80 años después nuestra sociedad siga atascada en estas preguntas. Aquí algunos ejemplos de ello:

¿Qué ventajas o qué pérdidas ha aportado la guerra en las relaciones familiares? ¿Aumentó la solidaridad familiar o el individualismo?

¿Se aumentó o se redujo el nivel de trabajo de la mujer durante la guerra? ¿Se la pagó menos o igual que al varón en el mismo trabajo?

Y estas tres preguntas consecutivas que son tan interesantes en si mismas como en la secuencia en que las transcribe la escritora, tratándose además de las últimas cuestiones que resalta sobre la encuesta:

¿La adaptación de la mujer a trabajos exteriores ha disminuido o no su gusto por las tareas domésticas? ¿Se reintegrará a ellas voluntaria y gustosamente al llegar la paz? ¿En qué forma la guerra ha influido sobre las costumbres que restringían la vida exterior de la mujer?

Si bien algunas de estas preguntas pueden parecer retóricas, no está de más pensar que tal vez no fueran dirigidas solo a las mujeres invitadas a responder a la encuesta sino a la sociedad en su conjunto para que observara a través de ellas los cambios sociales que se habían producido durante el periodo de entreguerras (y antes) y su cristalización durante la conflagración que inició la SGM.

Es muy iluminador leer hoy estos ensayos que se publicaban durante la guerra, seguramente gotas en un mar de información y propaganda bélica, ya que la pandemia nos sitúa en un lugar análogo y corremos el riesgo de obviar ciertos cambios sociales derivados de ella que no se perderán cuando todo esto acabe.

sábado, 6 de febrero de 2021

Comentarios - Trafalgar

 Desde el año pasado tenía pendiente releer a Galdós. Como no lo conseguí, he cambiado de propósito y tomado el primero de los episodios nacionales, que no había leído. Recordaba al Galdós del colegio, cuyas historias me gustaban pero se me hacían aburridas o pesadas, sin embargo, esta de Trafalgar la he devorado en lo que duró la batalla, dos días.

Poco se puede decir de una figura que, como Cervantes o Lope, ha tenido la capacidad de satisfacer a crítica y público, pero he intentado hacer una lectura, si se quiere posmoderna, que la novela permite muy bien por su universalidad.

Elige el autor la voz de otro hombre, Gabriel, para que hable en primera persona de los episodios de su vida y le da un formato de memorias que le permite escribir como viejo (más de 70 años se adivina que tiene) sobre sus experiencias de juventud (el capítulo de Trafalgar sucede cuando Gabriel apenas cumple los 14).

Yo he leído en eso una crítica al adultocentrismo, pues la obra está poblada de consideraciones morales y filosóficas que demuestran cuánta mayor sabiduría tienen los niños, como por ejemplo este pasaje en el que según leo se enfrenta al nacionalismo y rompe con el romanticismo de la época:

"Con estos pensamientos, decía para mí: ¿Para qué son las guerras, Dios mío? ¿Por qué estos hombres no han de ser amigos en todas las ocasiones de la vida como lo son en las de peligro? Esto que veo, ¿no prueba que los hombres son todos hermanos?"

Por otra parte, me parece interesante la construcción del personaje, un joven "superviviente" que entra al servicio de una familia que tiene una hija. Con ella primero juega de modo infantil para luego enamorarse y sufrir la separación de clases y la fría relación de dominio de ella sobre él. La caracterización de Galdós es fascinante porque muestra cada uno de los comportamientos del joven Gabriel como un manual de construcción social de la masculinidad: primero juega con alegría, luego lucha con sus sentimientos infantiles porque no son "dignos", intenta desterrar las lágrimas y hacerse "hombre" en las adversidades, su lealtad va por delante de sus propios deseos (casi siempre), busca el heroísmo, o sueña con él como objetivo vital...

Todo esto me parece muy interesante y por supuesto los párrafos más ricos son aquellos en los que entra en conflicto la visión de lo que significa ser hombre con los miedos y dudas que siembran en el protagonista las situaciones de vida o muerte y la presencia también de otros hombres que no por responder al modelo son dignos de respeto.

En fin, como hace el propio Galdós por boca de su narrador, también yo aprovecho para introducir aquí las reflexiones que me fueron surgiendo durante la lectura (para mí, lo más interesante de toda la novela).