jueves, 26 de diciembre de 2013

La comuna



No sé si tendrá que ver algo el hecho de que mi familia paterna tenga un hotel, o el que mi abuela materna se pasara los inviernos preparando tortillas para un regimiento (entre primos, parientes, amigos y allegados) cuando se iban a esquiar a la sierra de Madrid, o que en mi casa desde pequeñitos siempre tuviéramos familia y amigos que se quedaban a dormir o la suma de todo ello; sea como fuere, el caso es que soy muy hospitalario.
Siempre lo he sido, por ejemplo en Turín cuando vinieron los chicos del barrio a la casa de los pitufos, o en Baños cuando medio Madrid vino a pasar las fiestas y mi tío bautizó el piso con el título de este post.
Ahora, que vivo en un espacio pequeño y bastante limitado de recursos me temía que no habría sido capaz de organizar las navidades, sin embargo esta Nochebuena 6 personas cenamos en casa y 5 nos quedamos a dormir.
Hannah y Cristina, ex compañeras de piso que se marcharon hace unos meses y me avisaron de que regresarían por Navidad, se presentaron con dos amigos, Dinah desde Melbourne y Chris desde Francia para unirse a la fiesta.
Afortunadamente la confianza da asco y fueron ellas las que cocinaron porque la primera sorpresa de la Nochebuena fue que me tocó trabajar por la mañana en el café y la cachonda de la jefa decidió que iba a ser un día tranquilo así que le dio libre a casi todo el personal. Total, que desde las 7 de la mañana a las cinco y media de la tarde estuve metido en la cafetería.
Mientras, las chicas hicieron la compra, prepararon el menú y decidieron el lugar de la cena (que no era otro que el jardín del que ya os hablé, donde tenemos una mesa grande tipo picnic o merendero). Pasta fresca hecha en casa y tiramisú para desafiar a las circunstancias.
Cómo consiguieron prepararlo en una casa que carece de mesa para estirar la masa, de olla para hervir la pasta y de cafetera para preparar el café es un misterio que aún hoy se me escapa, por mucho que lo viera con mis propios ojos.
Pero si ya se junta con que Dinah se trajo la guitarra y Chris nos confesó que tocaba en dos grupos antes de venir, la fiesta solo podíamos acabarla cantando Wonderwall como en el Karaoke (o incluso peor).
Se veía venir la lluvia, y el 25, que queríamos ir a la playa de barbacoa, amaneció el diluvio. A pesar de todo, fuimos a casa de los amigos de un amigo de un amigo, que organizaron una barbacoa navideña muy simpática. Echamos la tarde y nos volvimos a casa a ver una peli porque con la que estaba cayendo, no teníamos el cuerpo como para mucha celebración.
Bien como experiencia, pero eché de menos la clásica e interminable partida de mus con los primos.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Decir que no

Si me conocéis, sabréis lo que me cuesta decir que no. Que se lo pregunten a Carlos y a Patricia, que me embarcaron en La Nave de Penélope y De qué color SOS, proyectos de teatro social en Madrid y Granada, mientras vivía y trabajaba en El Salugral (con una combinación de transporte publico y privado que en más un par de ocasiones obligó a mi madre a "acompañarme" al volante), o cuando vivía y trabajaba en Tetuán pero a la vez ensayaba para ir al festival de Almagro con el grupo de teatro de la Uni (con olvido de pasaporte, cruce en ferry y odisea para llegar a Ciudad Real).
Al teatro nunca podré decirle que no. Pero al trabajo si. Así que ayer, ni corto ni perezoso le digo al gerente de la cafetería restaurante, "mira, estoy trabajando en los cruceros por la bahía y no tengo vida, así que me voy"
¿Os lo imagináis? Yo tampoco. Lo que en realidad le dije fue más bien. "Te seré sincero, estoy cansado porque trabajo en los cruceros y me gustaría tener menos turnos en el restaurante, además ahora que vienen las fiestas tengo visitas de amigos y compromisos sociales así que no voy a poder estar disponible todos los días, espero que esto no os cause demasiados problemas"
BBQ con palillos
Supongo que soy un sentimental y le cojo cariño a la gente, al ambiente, al puesto de trabajo, tanto que la única forma de que me marche es cambiar de país, como hice en Italia, Marruecos o Bélg... ah, no, que en Bélgica lo que pasó es que el Cervantes no me renovó el contrato y de hecho ahí me quedé unos cuantos meses más sin trabajar.
Para quien lea entre líneas, "cambiar de país"... ¿querrá decir que se vuelve? ¡Oh, no! el pelma este regresa a España, dirán por ahí. O también: Espero que se deje ya en paz de tanto blog cuando vuelva, que se está poniendo ya un poco cargante.
Preguntado por esto diré que no tengo nada que añadir.
También fui a cenar a un restaurante cubano
Pero ya que os interesáis, esta semana he estado en un par de sitios increíbles, de barbacoa surcoreana en casa de Sun porque le conseguí trabajo en los cruceros y quería agradecérmelo y en el Palmer Co. un pub estilo jazz años 20 que es una auténtica pasada, de los mejores garitos que he visto en el centro de Sydney (por supuesto chic y estiloso, pero a la vez con un toque bohemio. Empata con el ya mítico Pichuco's australiano, que está en las afueras y sigue siendo el número 1 en el ránking de visitas (también porque de vez en cuando trabajo allí.

Las navidades se presentan ajetreadas, el hecho de que haya 30 grados a la sombra genera una sensación de 25 de julio más que de 25 de diciembre y el plan de los expatriados es reunirnos en alguna playa para bañarnos e ir de picnic. Más detalles y fotos en el próximo post. Felices fiestas... (con Freixenet o con McWilliams, que es el champán de aquí).
Ah, se me olvidaba, como paro poco por casa... está muy bonito el jardín y a veces subo y paso 3 minutos o así (el tiempo que tardo en tender la ropa).

martes, 10 de diciembre de 2013

Las oportunidades

“A veces, esperando, las oportunidades no se ven”

Quería haber escrito el post esta mañana pero no tuve tiempo. Por la tarde fui a la asociación de estudiantes porque aún tengo que entregar unos papeles para que me den un certificado y la responsable me hizo la pregunta del millón. ¿Qué piensas hacer ahora?
En estos días, con el regreso de Hannah, estoy acariciando la idea de otro road trip, esta vez con destino a Melbourne, y con un poco de suerte sin coche destrozado y consiguiente penalización. Sería en febrero porque diciembre y enero los pasaré en Sydney, ahorrando para este y otros posibles viajes y disfrutando los eventos que se avecinan: los fuegos artificiales de fin de año y el concierto del día de Australia (que trae a lo más granado del panorama musical, o por lo menos a los que están dispuestos a venir hasta Australia).
La pregunta iba con segundas, porque lo que quería saber la mujer era si yo estaría disponible para un par de propuestas: ejercer de “embajador” y glosar a los nuevos estudiantes las ventajas y posibilidades de participar en la asociación de estudiantes, participar en el comité que organiza las jornadas de  y ganarme unos dineros empaquetando el regalo de bienvenida de los nuevos estudiantes (una bolsa con un diario, un bolígrafo, un llavero-linterna – esta fue idea mía – y un bloc de post-it).
Y de paso intentar venderme los cursos de Tafe que podría hacer si decido prolongar mi estancia con otro visado de estudiante. Muy interesantes, para qué nos vamos a engañar, pero más interesante sería que me saliera un trabajito bueno como el de Daniel, de lunes a viernes, de 10 a 14, que me pagaran 2500 al mes…
Hay quien dice que van a Roma...
Sin embargo, lo que encuentro son voluntariados marchosos, en los que no me pagan pero me lo paso bien, los dos últimos son, el pasado fin de semana en el parque olímpico con motivo de las carreras de V8 Supercars, que incluían una gran variedad de coches que no sabría distinguir (parecidos a Fórmula 1, parecidos a coches de Rally, parecidos a los Micro Machines…
Hubiera sido más divertido sin tener que trabajar porque me habría podido quedar el fin de semana viendo todas las carreras (aunque eso me hubiera costado perder al menos un 60% de capacidad auditiva) o el madrugón no me habría costado un susto como el que tuve en el tren (que me olvidé el móvil en el asiento y me fui tan contento a casa, suerte que es cutre y está roto, porque gracias a eso lo encontraron en la estación siguiente y lo pude recuperar).

Y el mega evento que todos estábamos esperando, ¡¡Fin de Año!! Me han ofrecido estar en el punto informativo el día 31 por la mañana y a cambio me dan una entrada para ver los fuegos artificiales en primera fila, en la tribuna  reservada para la gente que paga. A ver si lo grabo en vídeo.

martes, 3 de diciembre de 2013

Mi casaaa, teléfonooo, interneeet



Ya estoy instalado en mi nueva choza, choza porque las hormigas se pasean por la alfombra como Pedro por su casa (que digo yo que ya se podrían pasear por la alfombra de Pedro, que no sé que les ha dado con la mía, pero en fin, no nos quejaremos).
La ubicación es inmejorable, ahora que trabajo en los cruceros de noche y en la cafetería de día, me pilla todo a 10 o 15 minutos en bicicleta y como el curso y el festival de Newtown ya se terminaron no tengo que pegarme esas arriesgadas palizas de casi una hora sobre las dos ruedas.
La vista desde la puerta de casa
Tampoco es que me haya pasado nada especialmente interesante en la última semana, así que os hablaré de la casa. Tiene un jardín muy bonito que por lo visto diseñó su propietario para que cada estación ofreciera colores distintos con el florecer de varias plantas y árboles, y también tiene un huerto y un gato.
Cuando fui a Bruselas, me tiré el primer mes en un casoplón de nota cuidando de un gato y también tenía huerto, y el huerto, como el de esta casa, tenía tomates y calabacines que entonces utilicé para hacer gazpacho y crema de calabacín y que aquí aún no he probado pero como diría aquél “tienen una pinta…”
Este giro orgánico y bio-eco-natural del contaminado hacinamiento de la ciudad al reposado ritmo de barrio es tan extremo que no tengo internet, más que el que le robo a mis vecinos (por cierto que esto también tiene sabor belga, vivir dos años gorroneando internet tiene su mérito) y que por supuesto va despacísimo y apenas funciona cuando llueve. O sea, que ando desconectao.
Con este complejo panorama el blog lo tengo descuidado pero al mismo tiempo, me he dado cuenta que es la única cosa que mantengo desde que llegué: de casa he cambiado tres veces, el trabajo lo encontré más tarde y el curso terminó la semana pasada. ¿Querrá decir esto que yo de mayor quiero ser bloguero? Y si así fuera ¿eso qué es lo que es? Para mí, un ejercicio de disciplina y sobre todo la excusa perfecta para no mandar e-mails colectivos, para Víctor me imagino que algo parecido, el de Marta un catártico y ocasional exabrupto satírico (que a muchos nos gustaría leer más a menudo) y para Edu, un espacio más del complejo mundo hacia el que evoluciona su profesión, cada vez más difícil. Pero como los tres son unos grandes, aquí comparto unos enlaces muy suculentos:
El de Victor: elhombresintrenza.blogspot.com
El de Marta: morenaenapuros.blogspot.com
El de Edu y compañía: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/minutoloco/
Buen provecho.