jueves, 8 de mayo de 2014

¿Quién me ha robado el mes de abril?

Habré sido yo mismo, y no sé vosotros, pero yo tengo la sensación de que el tiempo ha volado. Aunque en un segundo momento y reflexionando bien, han ocurrido un puñao grande de cosas en este mes:
Llámalo regreso, ocio o como quieras, el caso es que no he dormido en mi casa de Madrid más de 3 días seguidos desde el año 2012.

Lo de 2013 se entiende, estaba en las antípodas, pero regresé hace ya casi dos meses y no he parado quieto: múltiples visitas al pueblo, vacaciones de Semana Santa en Barcelona, Cáceres, Sevilla... Y aún tengo pendiente bajarme a Cádiz y Badajoz, (lo siento muchísimo... para que luego digan que la familia es lo primero). ¡Y eso sin contar las propuestas de irme a Italia, Francia, Bélgica o Inglaterra!
Si me pagasen por viajar ya lo habría dejado, pero como de momento es un hobby (aunque más parece un vicio o una adicción), ahí sigo.
En este mes, robado por el tiempo y la falta de planificación o proyecto, me he encontrado muchas cosas: la moda del selfie, las dietas de gimnasio para ponerse tó mazao (una cosa es descubrirlas y otra seguirlas, y para mí, con descubrirlas tengo bastante), la playa de Fenals, las sinopsis de cine, la profunda conexión piltráfica con Baños de Montemayor, la vuelta de las alergias primaverales (que desaparecieron en Australia), la dolce vita vallecana, la pasión por el fútbol en vez del rugby o el criquet, la siestecita en Linneo, mis escasas dotes de diseñador gráfico, el curioso auge de Tinder, la prosa de Chaves Nogales, los viajes en blablacar, la archiconocida y jamás antes por mí visitada Feria de Sevilla, bebés que nacen en esta década (a los que sacaré ya 30 años). Y, por encima de todo, el reencuentro. Pues sí, se ha pasado volao.
Quizá el descanso ha sido bueno, aunque no haya sido tal y tal vez ahora, cuando ha dejado de importarme que me pregunten a cada minuto "¿Qué planes tienes?" "Y ahora ¿qué?" "¿Has encontrado algo?
Sólo ahora empiezo a ser yo quien se propone estas preguntas. Me toca, poquito a poco, ver si éstas u otras son las adecuadas y tras ello el calmado y tonificante camino hacia la respuesta... o la alternativa, o el rechazo, o la siguiente pregunta, o el comodín del público.