sábado, 25 de junio de 2016

Ceci n'est pas un article sur le Brexit

Ayer me pasé el día entero escuchando las reacciones al referendum del Reino Unido sobre el abandono de la Unión Europea. También, por supuesto, lo leí en las redes e incluso compartí en los chats de whatsapp algunas bromas, como esa de "Reino Unido ha abandonado el grupo"
Y también di mi opinión, que ahora pienso repetir aquí, tal vez más estructurada (o no).
En primer lugar, el resultado es fruto de una consulta a la ciudadanía británica: y esto, ¿qué significa?
- Por un lado, que en decisiones de este calibre es necesaria la consulta (y realizar una consulta es mucho más de lo que ocurre en España). Esto me hace pensar en los ríos de rabia que he leído entre mis amistades a través de Facebook. Señoras y señores,reconozcámoslo: podrá gustarnos más o menos el resultado pero el referendum, en sí mismo, es un dato objetivo de salud democrática.
- En segundo lugar, el pueblo es soberano. Ni soberanamente idiota, ni soberanamente egoísta, ni soberanamente ingenuo. Yo también lamento que un país decida abandonar el proyecto común que representa la Unión Europea, aunque de "proyecto común" y de "Unión" se ocupe menos que de estabilidad comercial. Pero el pueblo británico (al menos el 52% del 70% de la población censada que ha votado a favor del Brexit) ha decidido marcharse. No me gustan las frases que leo, del tipo: "allá ellos", "nosotros tampoco les queremos", "la libra se desploma, os lo merecéis, inglesitos". Creo que la envidia, la rabia y el rencor son precisamente los sentimientos que han generado tantas guerras en nuestro reciente pasado y los insultantes juicios de valor sobre la decisión británica no ayudan a crear un clima de equilibrio.
- Además, ¿qué hay de malo? Me temo que el conservadurismo europeo nos impide aprovechar esta decisión crítica como una oportunidad (sí, así también nos lo dijeron durante la crisis económica). El abandono de Gran Bretaña es el primero pero puede que no sea el último. Desde 1972 ha habido numerosos países que han votado sobre su pertenencia o no a Europa y en qué términos (de ahí los regímenes especiales de Noruega, Suecia, Dinamarca o el propio Reino Unido. Quizá esta nueva situación nos permita evolucionar y seguir creando un espacio compartido con quien quiera libremente participar y tome las adecuadas responsabilidades.
- Oye, que una cura de humildad tampoco viene nada mal: Europa, y la UE en concreto, lleva unos años yendo "de guay" o suponiendo la excusa perfecta para no tomar determinadas decisiones políticas (supuestamente porque lo manda Bruselas). Pero los generalizados lamentos que hay en los países miembros no se habían traducido en abandono hasta ahora. De algún modo me parece que nos pensábamos que la UE era tan molona que, aún con sus fallos, merece la pena. Bueno, quizá no a cualquier precio.
- Y lo que puede ayudarnos: Si desde las Instituciones Europeas sabemos leer esto como un toque de atención y no (o no sólo) como una rabieta infantil, quizá nos haga repensar Europa, que no nos viene nada mal, y construirla sobre una base más cercana a las personas (sin populismos, claro).

Claro que también me preocupa la visión, que parcialmente comparto, de que la victoria del Leave es un triunfo de la extrema derecha y de sus discursos insolidarios y conservadores. Pero creo, aunque parezca naïve, que es mejor: así veremos como nada de lo prometido demagógicamente por sus líderes se aplicará y la desilusión nos ahorrará una Tercera Guerra Mundial. Porque hay que ver cómo se les va la mano (y la voz) en ciertos discursos...

En resumidas cuentas, que digo yo que tampoco hay que tomarse los cambios como algo negativo pero sobre todo, hay que huir de las reacciones negativas a los cambios, porque yo creo que no aportan más que leña a un fuego que, yo al menos, preferiría no ver nunca encendido.