lunes, 11 de mayo de 2020

Escritos XXIII

Será porque es lunes, pero me apetece hablar del descanso. No sé muy bien lo que es descansar. Hay una pelea tan grande por ello que me cuesta tener una definición clara. Me temo que la pelea por apropiarse y reapropiarse las palabras se extiende más allá de los discursos políticos y los conceptos como los himnos y las banderas.

Por ejemplo, el tema de la bandera, se dice que hay unos que son los custodios de España, y otros dicen que tenemos que reapropiarnos de la bandera, y otros que la bandera no les representa porque proviene de un momento histórico concreto y tiene una connotación muy clara. Bien, pues ahí tenemos un conflicto, ¿con la bandera? No, con nuestra historia. La historia de nuestras familias, de un lado, de otro, o del otro aún. La historia no resuelta porque resolverla nos obligaría a buscar otra forma de separarnos y esta ya nos va bien.

Pues con el descanso es igual, nos dicen por un lado que es importante el descanso (y entonces que nos compremos un colchón carísimo, que nos vayamos de vacaciones, que contratemos a alguien para que limpie la casa o cuide de los niños...) pero solo si el descanso ocupa un espacio concreto y limitado (como los descansos laborales, incluso tipificados por ley) dentro de una maquinaria productiva infalible (o falible pero hacia la explotación).

Y si ese descanso no te representa eres un vago o un parásito que vive a cuenta de los demás (del Estado, de la familia, del resto de compañeras y compañeros de trabajo, de tu pareja...) y lo más bonito que te dicen es que "te mantienen". Pues ese descanso tampoco me representa.

Y la tercera vía, como esa que no cree en la bandera porque tiene demasiadas connotaciones, es la que busca otra palabra alternativa a descanso o tal vez una definición propia que no pretenda imponer a nadie y al tiempo se haga respetar. Para mi, por ejemplo, descansar es dejar de cansarme. No va el cansancio sin el descanso y viceversa. Es una cuestión de equilibrio.

Pero no es fácil parar cuando uno está cansado. Se para "cuando se puede", "cuando te dejan", "cuando te obligan" y a la vez, tu propia mente elige si descansa o no, sumida en turbulentos pensamientos hasta que consigues pararla. En fin, por ese camino quiero ir. Por la consciencia del cansancio y la capacidad, mental y corporal, de tomarme un descanso (a veces será para hacer otra cosa, a veces para no hacer nada, a veces, espero, para detener el cansancio).

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