No os
adelanto nada, ni el post es una gran novedad, porque no pude resistir la
tentación de colgar en facebook las fotos de los canguros el otro día. Pero
igual algún despistado hay que no tiene facebook y lee el blog (porque en este
mundo tiene que haber de todo) y en cualquier caso la historia tiene su miga,
como siempre.
El peligro es hacer el canguro. #fotosquenovienenacuento |
El caso
es que el pasado viernes me fui a ver canguros salvajes en libertad a un parque. Morisset es uno de esos lugares que sin saber muy bien cómo, son
conocidos en el mundillo viajero y su autenticidad y el boca a boca los hace
crecer como la espuma, pero en realidad, es un extenso prado situado junto a
una residencia de enfermos mentales, cerca de un lago. Es decir, un lugar
bastante recóndito y para nada anunciado en guías turísticas o demás
instrumentos informativos.
Los
prados y los canguros de Morisset están
a 4 km de la estación de tren homónima, que a su vez dista 60 o 70 km de la
capital de Nueva Gales del Sur (el tiempo es de unas dos horas de tren porque
la velocidad no es el punto fuerte de la red de cercanías de Sídney).
Como
decía, fuimos el viernes; me acompañaron en la aventura mi vecina Mariana y mi
compañera de piso Aleksandra. Como la organizadora fue mi compañera de piso y
tenía que trabajar esa misma tarde, nos tocó madrugar (quien algo quiere algo
le cuesta) y salimos a las 8 de la mañana. Eso nos dejaba la llegada prevista
hacia las 11 y el tiempo justo para comer, ver canguros, hacerse fotos y
volverse, unas tres horas en total.
Cuando
uno va a ver canguros y comete el error de compartirlo con la gente, todo son
consejos. Pero todos los consejos son bienvenidos y siempre, aunque parezcan
muchos y exagerados, se siguen con criterio:
Momentos de alta tensión |
-Lleva pan bimbo o similar para darles de comer si quieres que se te
acerquen
-Ten cuidado con los más grandes, no te vayan a dar una patada
-Si vas a un parque sin señalizar, nunca dejes el sendero, así seguro
que no te pierde.
- Usa crema solar y llevate un chubasquero (si, parecen contradictorios,
pero en el manual de bienvenida que me dieron cuando llegué también los ponen
en la misma frase.
Llega
uno a Morisset y, previo paso por el super a comprar el pan y el almuerzo, empieza a caminar, sin rumbo hasta que
pregunta a los lugareños por el parque. Tomada la referencia adecuada se inicia
la travesía: 4km a pie bajo un sol de justicia pueden generar una cierta inquietud
(y no es fácil que algo o alguien me parezca inquietante como saben en Camerún)
aunque la constancia y la fe nos llevan a buen puerto.
Y como
es la primera vez en tu vida que ves un canguro y hay tantos y los ves sueltos
y son tan graciosos y te ha costado tanto llegar, pues te lanzas en medio de la
manada con cuatro exiguas rebanadas de pan de molde a la voz de “pitas, pitas,
pitas”. Respuesta: 12 o 15 ejemplares acuden ávidamente a la llamada del
instinto (y os digo que se te plantan delante en dos saltos).
En busca de la foto perfecta |
Y
ahora, ¿qué? Rodeado por 8 canguros ansiosos, con dos pedacitos de pan por
repartir, el respeto crece (vamos, que te cagas de miedo). Y no te cuento nada
cuando dos de los canguros más valientes deciden saltarte encima para hacerse
con el pan sobrante (ya sé que no hay fotos, pero es totalmente cierto, tengo
testigos).
Tras el
pánico inicial, uno intenta recuperar la calma y con muy buenas palabras,
porque la educación es lo primero, pide a los canguros que se bajen de sus hombros y les señala que el pan está
lejos porque en un desesperado intento se puede creer que son como perros persiguiendo
una pelota.
Curiosamente
funciona, los canguros son más simples que Hook I y Hook II, y se bajan
asustados, te miran con cara de póquer y siguen tus pasos hasta que les revelas
dónde está el pan perdido. Pero ya no te pierden ojo, y saben que tenemos más
pan; así que nos persiguen hasta la carretera.
Allí
nos dan tregua. Organización. No nos esperábamos que los canguros tuvieran más
hambre que los pavos de Manolo, así que nada de picnic en el prado. Nos
escondemos detrás de un edificio de la residencia y almorzamos rápido. Después
de llenarnos el buche con la misma rapidez que recelo del regreso canguril, nos
preparamos para capturar la foto perfecta.
En busca de la foto perfecta II |
Damos
con un rebaño menos numeroso y más tranquilo que el anterior en un prado
cercano y nos pasamos una hora haciendo fotos y repartiendo pan entre los
agradecidos marsupiales. Tras obtener las preciadas instantáneas y agotar las
reservas de pan, nos volvemos por donde hemos venido y si te he visto no me
acuerdo.
Como premio
extraordinario nos llevamos media hora de retraso en el tren de regreso (porque
mucha Commonwealth y lo que quieras pero de puntualidad británica nada) y un
hambre atroz que se soluciona con una excelente receta de la casa.
Me ha encantado flosi :)
ResponderEliminarSe te echa mucho de menos!
Celia.
Me alegro que te guste!!
EliminarUn beso y vente pa Australia cuando quieras ;)
Te encontré por casualidad buscando info para ir a Morisset! Muy divertido el post, y el resto del blog (que ya de paso he cotilleado un poco)...Gracias por arrancarme una sonrisita mañanera, tan difíciles y cotizadas en lunes! Has ganado una nueva lectora!!
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