jueves, 11 de abril de 2013

Aventuras canguras


No os adelanto nada, ni el post es una gran novedad, porque no pude resistir la tentación de colgar en facebook las fotos de los canguros el otro día. Pero igual algún despistado hay que no tiene facebook y lee el blog (porque en este mundo tiene que haber de todo) y en cualquier caso la historia tiene su miga, como siempre.
El peligro es hacer el canguro. #fotosquenovienenacuento
El caso es que el pasado viernes me fui a ver canguros salvajes en libertad a un parque. Morisset es uno de esos lugares que sin saber muy bien cómo, son conocidos en el mundillo viajero y su autenticidad y el boca a boca los hace crecer como la espuma, pero en realidad, es un extenso prado situado junto a una residencia de enfermos mentales, cerca de un lago. Es decir, un lugar bastante recóndito y para nada anunciado en guías turísticas o demás instrumentos informativos.
Los prados y los canguros  de Morisset están a 4 km de la estación de tren homónima, que a su vez dista 60 o 70 km de la capital de Nueva Gales del Sur (el tiempo es de unas dos horas de tren porque la velocidad no es el punto fuerte de la red de cercanías de Sídney).
Como decía, fuimos el viernes; me acompañaron en la aventura mi vecina Mariana y mi compañera de piso Aleksandra. Como la organizadora fue mi compañera de piso y tenía que trabajar esa misma tarde, nos tocó madrugar (quien algo quiere algo le cuesta) y salimos a las 8 de la mañana. Eso nos dejaba la llegada prevista hacia las 11 y el tiempo justo para comer, ver canguros, hacerse fotos y volverse, unas tres horas en total.
Cuando uno va a ver canguros y comete el error de compartirlo con la gente, todo son consejos. Pero todos los consejos son bienvenidos y siempre, aunque parezcan muchos y exagerados, se siguen con criterio:
Momentos de alta tensión
-Lleva pan bimbo o similar para darles de comer si quieres que se te acerquen
 -Ten cuidado con los más grandes, no te vayan a dar una patada
 -Si vas a un parque sin señalizar, nunca dejes el sendero, así seguro que no te pierde.
Usa crema solar y llevate un chubasquero (si, parecen contradictorios, pero en el manual de bienvenida que me dieron cuando llegué también los ponen en la misma frase.
Llega uno a Morisset y, previo paso por el super a comprar el pan y el almuerzo,  empieza a caminar, sin rumbo hasta que pregunta a los lugareños por el parque. Tomada la referencia adecuada se inicia la travesía: 4km a pie bajo un sol de justicia pueden generar una cierta inquietud (y no es fácil que algo o alguien me parezca inquietante como saben en Camerún) aunque la constancia y la fe nos llevan a buen puerto.
Y como es la primera vez en tu vida que ves un canguro y hay tantos y los ves sueltos y son tan graciosos y te ha costado tanto llegar, pues te lanzas en medio de la manada con cuatro exiguas rebanadas de pan de molde a la voz de “pitas, pitas, pitas”. Respuesta: 12 o 15 ejemplares acuden ávidamente a la llamada del instinto (y os digo que se te plantan delante en dos saltos).
En busca de la foto perfecta
Y ahora, ¿qué? Rodeado por 8 canguros ansiosos, con dos pedacitos de pan por repartir, el respeto crece (vamos, que te cagas de miedo). Y no te cuento nada cuando dos de los canguros más valientes deciden saltarte encima para hacerse con el pan sobrante (ya sé que no hay fotos, pero es totalmente cierto, tengo testigos).
Tras el pánico inicial, uno intenta recuperar la calma y con muy buenas palabras, porque la educación es lo primero, pide a los canguros que se bajen de  sus hombros y les señala que el pan está lejos porque en un desesperado intento se puede creer que son como perros persiguiendo una pelota.
Curiosamente funciona, los canguros son más simples que Hook I y Hook II, y se bajan asustados, te miran con cara de póquer y siguen tus pasos hasta que les revelas dónde está el pan perdido. Pero ya no te pierden ojo, y saben que tenemos más pan; así que nos persiguen hasta la carretera.
Allí nos dan tregua. Organización. No nos esperábamos que los canguros tuvieran más hambre que los pavos de Manolo, así que nada de picnic en el prado. Nos escondemos detrás de un edificio de la residencia y almorzamos rápido. Después de llenarnos el buche con la misma rapidez que recelo del regreso canguril, nos preparamos para capturar la foto perfecta.
En busca de la foto perfecta II
Damos con un rebaño menos numeroso y más tranquilo que el anterior en un prado cercano y nos pasamos una hora haciendo fotos y repartiendo pan entre los agradecidos marsupiales. Tras obtener las preciadas instantáneas y agotar las reservas de pan, nos volvemos por donde hemos venido y si te he visto no me acuerdo.
Como premio extraordinario nos llevamos media hora de retraso en el tren de regreso (porque mucha Commonwealth y lo que quieras pero de puntualidad británica nada) y un hambre atroz que se soluciona con una excelente receta de la casa.




3 comentarios:

  1. Me ha encantado flosi :)
    Se te echa mucho de menos!
    Celia.

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    1. Me alegro que te guste!!
      Un beso y vente pa Australia cuando quieras ;)

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  2. Te encontré por casualidad buscando info para ir a Morisset! Muy divertido el post, y el resto del blog (que ya de paso he cotilleado un poco)...Gracias por arrancarme una sonrisita mañanera, tan difíciles y cotizadas en lunes! Has ganado una nueva lectora!!

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