A mi abuela, por sus excursiones
Aprovechando que hoy llueve a mares, voy a hablaros de la playa:
Con
casa, curso y comida resueltos solo me quedaba hacer lo que primero quise y
tuve que dejar para el final.
Como le
comenté a varias personas, mi primera idea era de una originalidad máxima:
pensaba irme a la playa nada más llegar y colgar una foto de mí mismo tomando
el solecito en pleno invierno (vamos, lo que haría cualquiera).
Aunque me encanta que los planes salgan bien,
las cosas a veces se tuercen y uno llega el lunes 28 de enero, que resulta ser
fiesta nacional porque el 26, que cayó en sábado, era el día de Australia y el
lunes debían tener resaca hasta los canguros.
Y habrá
quien se diga, “¿qué tendrá que ver que fuera lunes y fiesta nacional para no
ir a la playa?” Pues nada, la verdad, era sólo una introducción. Lo malo no es
que fuera lunes, ni que fuera fiesta, ni que llegara al albergue antes de la
apertura y me tuviera que quedar en la puerta esperando a que alguien abriese.
Lo malo
fue el tiempo: Si apenas 5 días antes de irme se quemaban los bosques y
Australia hervía, mis 48 primeras horas en el país aussie no pude ver la luz
del sol. Y la playa no merece la pena cuando llueve, sobre todo con los precios
que tiene el transporte público.
En azul, el camino de google. En rojo el mío |
Pero me
desquité, y llegué a Bondi Beach, la playa más cercana al centro. Llegué como
soy yo, a mi manera; entré en google maps por la mañana y le eché un vistacillo
rápido: vale, cojo el tren hasta Bondi Junction, luego me bajo, giro a la
derecha, sigo Oxford Street y después de 15 o 20 minutos giro a la derecha,
pero vamos, que digo yo que estará indicado…
¿Adivinas,
Claudia? Me perdí. Bueno, en realidad llegué a la playa por otro sitio (es
decir, dando un rodeo de una hora y pico porque a la imagen hay que añadirle unos cuántos cambios de dirección). Pero como tenía tiempo de sobra y
nadie que se quejara porque el muro blanco parecía no tener fin, seguí
adelante, sin rectificar ni arrepentirme.
Y la
verdad que toda esa zona tiene muy buena pinta; es como uno se imagina un
típico barrio residencial como los que salen en las películas (pero con mucho
más tráfico, quizá porque era sábado y hacía tiempo de playa).
Y tras
este preámbulo infinito (como me pasa en todas las entradas, llego al tema sin
ganas de seguir escribiendo, menos mal que eché unas fotillos pa poner relleno), tan infinito como mi propio periplo, llegué a
Bondi Beach. Y descubrí que hay 4 playas:
Una para surfear, como no podía ser menos en el país más surfero del mundo. Los entendidos dicen que Bondi en realidad es una mierda de playa para surfear, que las mejores están más alejadas de Sydney y son más salvajes. A mi, que no tengo pensado aprender a surfear por el momento, me parece muy bien. No me voy a enfadar por un quítame allá esa tabla.
Bueno, yo sólo vi a la gente paseando y tomando el sol, pero eso es porque no saben hacer tortilla de patatas.
Una para no llenarse el culo de arena; que me parece sin duda la mejor invención de la playa de Bondi. Una praderita la mar de agradable a pie de playa donde los más asquerositos encuentran un lugar privilegiado para gozar del sol y la calma de la playa sin la gente que te tira la arena encima cuando camina cerca, el viento que te mueve la toalla cada dos por tres o el olor de la tortilla de tus vecinos que te recuerda que cometiste un error imperdonable al venirte solo con la crema solar y una botella de agua.
Una para los coches y sus inteligentes propietarios, porque hay un horroroso parking, rigurosamente a pie de playa, que afea increíblemente el paisaje y deja una sensación un poco amarga al visitante, un regusto de gasoil y alquitrán, podría decir. Por no hablar del atasco que había montado también cuando me volvía para casa.
Y hasta aquí Bondi Beach.
Bueno, algo
más, tuve la suerte de llevar deportivas y pantalones cortos, en vez de
chanclas y bañador, porque entre la cámara de fotos y el “camino alternativo”
no tenía ningua gana de bañarme y el camino habría sido mil veces más incómodo.
El
regreso, claro, fue por la vía rápida, la de google maps, mucho más fea e insípida sin ninguna
duda.
Hola primo! Pues según lo estabas contando me lo iba imaginando...por qué será? El detalle del mapa y las rutas es muy bueno pero, sobre todo, sirve para ilustrar tu confusión....al salir de la estación, y mirando a la playa, debías girar a la izquierda y no a la derecha! Sí, he intentado buscar explicación a algo que nos ha sido dado por naturaleza :) Como buen geógrafo que habita dentro de ti, aunque sólo sea en una pequeña porción, puedes alegar que no te perdiste, que exploraste nuevos caminos y territorios. Es un placer hacerlo hoy con tanto GoogleMap, GPS y demás pamplina...! La brújula, es lo que nos hace falta! Bueno, te diré, que he tardado en contestarte porque estaba tramando una de las mías, ya te contaré, pero pasará a la historia...
ResponderEliminarSigue disfrutando y, sobre todo, contándonoslo!
Fdo: otra detractora de la vía rápida
Exploradores del mundo, unios!
ResponderEliminarEspero con impaciencia tu nueva y mitica aventura
Bisous