domingo, 17 de febrero de 2013

Desde mi ventana


A Víctor


Para quien aún no lo sepa, ya tengo casa, y lo mejor que tiene es el balcón.
Desde mi ventana, que da a la terraza, se ve el Hotel Mercure, que está justo enfrente, y la estación central de trenes, a la izquierda. Esto, que por sí mismo no quiere decir nada, significa que vivo en el centro, o bastante, aunque en realidad lo que más cerca me queda es Chinatown. Pero no adelantemos acontecimientos y veamos adónde nos lleva este post: 

El Hotel Mercure, a la izquierda, en un día nublado
Vivo en el 11ª piso, creo que es la primera vez que vivo tan arriba, y la sensación es curiosa, da un poco de vértigo “tener la ciudad a tus pies” y creo que a cualquiera se le haría raro si ve los sofás que tenemos en la terraza, que son de todo menos glamourosos.
Por dentro está bien, dos habitaciones, dos baños, una cocina-salón-comedor alargada y 7 personas viviendo “oficialmente” (me refiero a que uno de mis compis en realidad casi no viene nunca y en su lugar todos los vecinos nos visitan a cualquier hora).

Central Station desde mi ventana, el mismo día
Mis compis de cuarto son dos franceses, en la habitación de al lado duermen 3 chicas francesas y una bengalí y los vecinos son todos franceses. No os hago el porcentaje, porque creo que está claro. Menos mal que todavía recuerdo algo del francés del interraíl (Oh, Nice! Oh Madrid!), de las míticas clases al lado del burguer, de esa introducción a la civilización francesa con Imbert (aunque la hiciera en castellano), de los meses en Tetuán (hablando español casi siempre) y por supuesto de los casi dos años en Bruselas (ojo, que allí me saqué el Delf). Aun así no me entero de todo, y he conseguido mantener el inglés como lengua de comunicación.

Os preguntaréis, ¿cómo lo ha hecho? Encontrar casa, y encima con terraza, y compartiendo piso con franceses, y pagando nada más que (bueno, mucho dinero, que aquí es tó mu caro) y todo en una semana…

La entrada de Paddy Market. La fruta está en el sótano
Pues lo que hice fue cruzar la calle. La casa está enfrente del albergue y por lo tanto a 5 minutos de la escuela y 20 del centro. Primera buena noticia: me ahorro el transporte. De momento camino, la bicicleta vendrá después; si es que me acostumbro a conducir por la izquierda.

A toda la familia, que siempre se preocupa porque se piensa que cuando salgo de España no como, les digo que tengo uno de los mercados más famosos a 5 minutos, el Paddy Market, con frutas y verduras de todo tipo. Aún tengo que cogerle el aire a las temporadas, porque claro, como aquí es verano, ahora los melocotones y las nectarinas están muy bien de precio, (oyes, merienda una fruta), mientras que las naranjas que compré el otro día las tuve que tirar de secas que estaban.

El albergue, visto desde mi ventana
Bueno, Víctor, pues aquí estoy utilizando las imágenes; ¿qué tal me ha salido? Creo que ya te comenté que eres una de mis fuentes de inspiración para el blog, de hecho te dedico esta entrada.

En fin, voy a dejarlo, porque creo que me he ido del tema principal del post. Y nada más, que las vistas están muy bien y que comáis mucha fruta que es muy sana y equilibrada.

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