viernes, 23 de abril de 2021

Comentarios - El entusiasmo

Precariedad y trabajo creativo en la era digital. Así reza el subtítulo de este brutal ensayo de Remedios Zafra que fue premio anagrama de ensayo en 2017.  Y de eso va, de precariedad (en concreto laboral), de trabajo creativo (especialmente en el ámbito universitario) y por supuesto de la era digital como marco actual en el que se perpetúan dinámicas sociales previas y propias del capitalismo neoliberal.

Es un ensayo muy interesante por la forma y por el fondo, y no es una casualidad, porque ella misma reivindica la forma como parte del fondo, casi como la primera revolución necesaria en esta era:

No está claro en qué momento cercano la academia sucumbió al mercado y ofreció la cultura en trozos aptos para la circulación rápida y posicionable; exigentes con la forma y el peso - homogeneizados-, pero descuidando - y a veces denostando - riesgo creativo, subjetividad y sentido. Cegada por el espejismo de exactitud y de predecibilidad estadística y matemática, la academia parece haber sucumbido a una inquisitoria racionalidad apoyada en tres pilares: precariedad, burocracia y objetivación numérica.

Ya aquí, y durante todo el texto, va a profundizar en los mecanismos que construyen al mercado en la era digital: la prisa, la construcción de la imagen-máscara, las redes sociales como espacios virtuales de convivencia entre imágenes no personas... Y lo cuenta a través de la historia de Sibila, una doctoranda que se entusiasma con el trabajo creativo. Por ahí empieza con una reflexión muy aguda sobre la creación y la pobreza. Pongo algo muy breve (creo que en este comentario me voy a pasar de citas):

En algún momento de nuestra historia hablar de dinero cuando uno escribe, pinta, compone una obra o crea se hizo de mal gusto. Como si la creación habitara esa dimensión donde el pago ya se presupone suficiente en el ejercicio creador...

Esto se conecta directamente con los ejes de precariedad y pobreza que impide o dificulta el título de su primer capítulo: Los pobres crean. Dice Zafra que una persona entusiasta se lanza al trabajo creativo pero recibe un mensaje del sistema: prepara tu vida para poder hacer ese trabajo más adelante. Ahí entraría lo que ella define como el entusiasmo fingido, que no es otra cosa que la conciencia de que mañana nunca llega y que la rutina no te acerca a ese deseo creativo.

Hablando de deseo, también de precariedad y también de cuidados, introduce la feminización de la pobreza, la paradoja de la imagen y la supuesta libertad de esta era digital, que no lo es debido a la imposición de una máscara/imagen propia que sustituye al ser:

... "en teoría" hoy las diferencias físicas y sus variables se podrían difuminar mediante la ocultación de los cuerpos...

Enfatizo "en teoría" porque si bien esta potencia late en Internet, lo que hoy advertimos es la presión por huir de la fantasía y evitar la máscara propia de todo juego identitario. A ello apunta el marco neoliberal que rentabiliza y gestiona las herramientas y recursos de visibilización identitaria online.

(...)

Esto acontece además por la colonización y dominio privado de los espacios de interacción social en Internet. De hecho las redes sociales donde habitan los entusiastas son espacios con apariencia pública pero bajo control e ideación privada.

Y ya en concreto desde una mirada feminista narra la circunstancia de Sibila, que tiene una beca insuficiente para una estancia en el extranjero y recibe la llamada de su casa para regresar a cuidar de su madre enferma. Haciendo de lo personal algo político y trascendiendo la circunstancia individual hasta el nivel social, la autora se pregunta con ganas de incomodar y cuestionar el sistema:

¿Por qué cuanto más pobre es un contexto, más responsabilidades individuales y menos autonomía personal tienen quienes cuidan? ¿Por qué cuanto más abdica la política en su responsabilidad social (educación, sanidad, dependencia e igualdad), menos garantías de justicia social? Cuantas más estructuras sociales y de asistencia desaparecen basándose en razones económicas y derivando a la privatización de servicios, más precariedad y angustia sobre el futuro, tanto de los enfermos, niños, ancianos y dependientes como de quienes se sienten empujados a abandonar sus trabajos (actuales o por venir) para suplir la dejadez social y la irresponsabilidad política... es un fracaso social.

Todo el libro sin olvidar en ningún momento el entusiasmo y a los entusiastas como piezas de este motor que mueve el mundo (y cuyos ingenieros por cierto siguen siendo los mismos).

Parece que no nos quedan muchas ganas de "tener a Dios dentro de uno mismo" como se define la palabra griega entusiasmo... o a lo mejor es precisamente que se nos ha metido algo dentro y nos han dicho que es Dios... y además nos lo hemos creído.

También habla de los neorrurales como gente que puede (podemos) permitirnos volver al pueblo como opción no como obligación, pero que cae(mos) en el error de presuponer que también quien regresa obligada debería entusiasmarse. Buen toque de atención para no perder de vista otras miradas (la diferencia de Lévinas).

En fin, muy recomendable la lectura de este ensayo y en general de la obra de Remedios Zafra, que nos sitúa siempre en la incomodidad que suele caracterizar al/la artista y no al entretenimiento.

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