lunes, 5 de diciembre de 2022

Comentarios - El corazón de los hombres

 Este año lo voy a despedir con Nickolas Butler, un gran descubrimiento que, por supuesto, me hizo mi tía al dejarme su primera novela Canciones de amor a quemarropa. A raíz de comentar con ella la calidad del relato y la humanidad de sus personajes, me advirtió que tenía todo lo que había escrito y ya me lo dejaría.

Así, me veo comentando ahora su segunda novela, El corazón de los hombres, en la que nuevamente nos lleva a Eau Claire y los alrededores de Wisconsin para trazar una historia de tres generaciones de hombres cuyo punto de conexión es un campamento de boy scouts. Así arranca:

Al Corneta no le hace falta despertador. En la cerrada oscuridad de moho y lona, sus manitas buscan a tientas las cerillas, raspan la punta sulfurosa de una contra la caja, la cerilla prende y arde, y, por fin, el farol, con su dorada luz de queroseno, la mecha, que quema como un pulmón ardiente. Bosteza: se quita el sueño de los ojos a restregones. Con esta luz nueva busca las gafas y las encuentra, y ahora distingue los detalles de la tienda, sus sombras, sus cosas. Un búho ulula desde la copa de un arce cercano mientras el chico abre los faldones de la tienda y se estremece en el frío que precede al alba.

De esta manera nos presenta al que será uno de los protagonistas de esta historia, Nelson Doughty, un joven scout sin amigos en la primera parte (1962), heredero del campamento scout en la segunda (1996) y tercera (2019) partes. Acompañando a Nelson está la familia Quick en sus diferentes generaciones: Jonathan, compañero y prácticamente coetáneo de Nelson, su hijo Trevor y su nieto Thomas. La mujer de Trevor, Rachel, aparece en la tercera parte, siendo el único personaje femenino en un campamento scout (y en una historia, como ya el título propio indica, de hombres).

Al igual que Canciones..., este relato reflexiona sobre la amistad y sus valores, los mimbres en que está construida según el pensamiento dominante: la lealtad, la guerra, la heroicidad, el respeto... pero también, y especialmente en el caso de los hombres, la camaradería y la relación de poder sobre las mujeres. Hay momentos verdaderamente desagradables y algunos malabarismos de cuestionamiento/aceptación del sistema como por ejemplo aquí:

El chico hace un ademán decidido con la cabeza y dice:
- Esto es una puta mierda.
-Bueno, tú lo único que puedes hacer es tratar de ser un hombre mejor. Los momentos como este los aceptas y aprendes de ellos. Piensas: "No quiero ser un padre así. No quiero ser un marido así". Y guardas eso en tu interior, como un recuerdo, pero también como algo más grande. Un código.
Trevor tiene la vista clavada en la piscina.

Además de ello, también resalta, y el autor goza situando la acción en el campo, el amplio conocimiento y el amor por la naturaleza de Butler. Especialmente por las aves. Ya hemos visto un búho en las primeras líneas de la novela y a lo largo de toda ella veremos somormujos en el lago, cuervos, águilas, halcones... Toda una lección de ornitología en unos parajes descritos con el mimo y el cariño de alguien que los ha vivido y los disfruta.


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