sábado, 2 de octubre de 2021

Callejón con salida

Lázaro se dirigió a la puerta y un escalofrío recorrió su cuerpo al agarrar el pomo helado. Con la mirada herida por una luz blanca y dura, se detuvo un instante. El hall de entrada (¿o eran sus ojos?) parecía cubierto por una tela blanca que lo iluminaba todo. Observó a lo lejos una silueta que le sonreía desde el mostrador de información. Sonrió de vuelta. Antes de franquear la puerta hizo visera con la mano libre y salió como un viandante más. Hacía calor. Su rostro recuperaba lentamente el tono y la temperatura. Nadie en el Instituto Anatómico Forense echó en falta el cadáver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario