jueves, 8 de septiembre de 2016

Tanto va el móvil a la fuente...

No sé si la expresión más adecuada será aquella de "hacer leña del árbol caído" pero voy a tomarlo en su lado más positivo, el de la productividad.

Uno podría pensar que, dado que el árbol ya se ha caído y eso no tiene solución, al menos hacer leña puede darle sentido. Y eso vamos a intentar.

La acción ocurre en un apartamento confortable, una fresca mañana de septiembre (la primera mañana fresca de todo el verano, por cierto) cuando nuestro protagonista; un teléfono móvil de esos con internet, cámara de fotos, protector de pantalla y chaleco antibalas; se encuentra cómodamente tumbado en una mesa mientras su dueño lee un libro con el tobillo derecho sumergido en un barreño de agua fría.

Hasta aquí todo normal, bueno, lo del tobillo evidentemente se explica por la lesión previa del dueño del teléfono y redactor de este texto, que se fracturó un hueso del pie jugando al baloncesto a principios del verano (pero eso es otra historia).

Todo sucede en apenas unas milésimas de segundo; termina el quinto capítulo del libro, lo apoya sobre la mesa y toma el móvil para ver la hora; pero el terminal está juguetón, o rebelde y se zafa resbalando hacia el suelo. Se acerca al borde del barreño y, con un leve rebote en la circunferencia externa, se sumerge como si de un concurso de saltos de trampolín se tratase.

¡Qué simpática coincidencia que uno se lesione al intentar capturar un rebote y acabe encestando el móvil en la misma canasta en la que tiene el pie!

Por supuesto, en otras cuantas milésimas de segundo sucede todo lo demás: la incredulidad, la pesca submarina, el contenedor de arroz, los frustrados intentos de abrirlo para extraer la batería...

Resumiendo... que me he quedado sin móvil. Había pensado ponerlo en facebook con el clásico mensaje "Estoy sin móvil, para cualquier cosa escribidme por aquí" pero luego se me han venido a la cabeza mil otros textos: "mi móvil protagoniza el remake de vacaciones en el mar", "tras un verano infernal mi móvil decide bañarse la mañana más fresquita", "de los productores de `Martini con móvil´, llega `Móvil al agua´", "saben aquel que diu que es un móvil que se cae al agua", "mi tobillo por un móvil impermeable" y otras muchas chorradas así que me he convencido de que lo mejor era escribir una entrada en el blog antes de empezar a lamentar todas las fotos, vídeos, teléfonos, chistes, etc, que se han evaporado.

Tampoco es la primera vez; cómo olvidar el vuelo sin motor derecho a una copa de vodka con naranja mientras rodábamos vídeos documentales sobre el amor en un bar de copas, o aquella cagada (nunca mejor dicho) hace ya muchos años cuando se cayó al WC y una vez pescado lo lavaron bajo el grifo (se dice el pecado pero no el pecador).

Tengo que reconocer que mi experiencia con los celulares es bastante rica: desde el nokia más simple de batería inagotable, con su teclado abombado por el calor, que funcionaba incluso en Australia y jamás me dio un problema, hasta el Nexus con la pantalla táctil triturada del que funcionaban sólo algunas letras (y qué vanguardista era escribir mensajes buscando sinónimos de todas las palabras que contuvieran una "L").

Y tras este buen montón de leña, creo que es buen momento para aprovechar y depurarme... quizá me pase unos días sin móvil... he leído por ahí que es la única forma de tener vacaciones en este mundo cyborg.