jueves, 24 de noviembre de 2022

Comentarios - La democracia profunda de los foros abiertos

Con un ambicioso subtítulo, Pasos prácticos para la prevención y resolución de conflictos familiares, laborales y mundiales, el Dr. Mindell comparte experiencias y herramientas de guía para la realización de Foros Abiertos.

Es un manual denso y algo árido, pero está salpicado de vivencias personales del autor que son bastante interesantes e iluminadoras. Comparto una que me ha gustado y con la que aprovecha para hablar de los medios de comunicación y el posible cambio de paradigma que propone desde la mirada del trabajo de procesos:

Ningún relato es absoluto e inmutable. Ningún relato es "objetivo", siempre incluye a las entrevistadoras. Así que, deja que entren. Esto es lo que ocurrió durante las entrevistas después del foro en esa ciudad:
Entrevistadora del periódico principal de la ciudad: ¿Dr Mindell, por qué invitó a un neonazi y cuál es su formación y experiencia en ese ámbito.
Arny: Usted parece una mujer de la corriente dominante, ¿puede decirme cuál es su origen étnico, por favor?
Entrevistadora: ¿Por qué me pregunta algo así?
Arny: Usted me acaba de preguntar algo parecido, y a mí me gustaría saber con quién estoy hablando. Por favor, cuénteme de dónde viene y quién es. El público necesita saber tanto de usted como de lo que ocurrió aquí esta noche. Después de todo, ambos somos roles del campo.
La entrevistadora apagó la grabadora y procedió a contarme una historia conmovedora sobre sí misma. Me contó que estaba extremadamente interesada en temas de diversidad debido a su orientación sexual. Se lo agradecí y le dije que invitar a un neonazi era como invitar a una persona abiertamente homófoba. Expliqué que no escuchar a grupos extremistas, sólo los fortalecía y los volvía más impredecibles y peligrosos fuera del Foro Abierto. Ese fue el motivo por el que invitamos a los neonazis a venir.
En lugar de polarizar, publicó un maravilloso artículo sobre ese foro, abarcando una buena parte de la verdad, al incluir diálogos entre las diferentes partes del foro. No dijo mucho sobre sí misma, pero fue lo más justa posible hacia ambos bandos. Mucha gente se hace periodista por su interés en el cambio social. No dejemos que éstos sean fantasmas invisibles.

Un par de curiosidades:

El autor utiliza el femenino como genérico y la nota de traducción nos cuenta que eligen el masculino para el singular y el femenino para el plural. De ahí que en este extracto, por ejemplo, las entrevistadoras se refiera tanto a hombres como a mujeres.

Como buen manual, cada uno de los capítulos cierra con una lista numerada de claves a modo de resumen y, por si esto fuera poco, añade un capítulo final a modo de epílogo en el que sintetiza las ideas del libro. Pero claro, es difícil entender el último capítulo sin leer los anteriores.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Comentarios - Aquellos años del Boom

Este delicioso ensayo lo tenía pendiente desde hace varios años y por fin el momento oportuno y yo nos encontramos. Fue un regalo de cumpleaños de un compi del cole, de esos que ya deben estar hartos de escuchar la historia de que mi nombre sale de Cien años de soledad y que, claro, hizo la asociación de ideas directa con este ensayo, que precisamente se refiere a esa explosión de la novela latinoamericana en la que la obra de García Márquez es clave.

Su autor, el periodista de La Vanguardia, Xavi Ayén, realiza una investigación profunda y cuidada con testimonios directos de las personas implicadas, desde Vargas Llosa o García Márquez a la "superagente" Carmen Balcells, pasando por toda una serie de personajes "secundarios" que protagonizan  algunos momentos históricos y otros tremendamente íntimos.

Cualquiera que lo lea reconocerá un cierto grado de cotilleo o de chascarrillo que se equilibra con la densidad de información editorial, por momentos árida. Yo prefiero compartir algunas partes de ese cotilleo, más entretenido para quien, como yo, no se apasiona por las grandes cifras. Por ejemplo el litigio entre Vargas Llosa y su primera mujer, que era su tía política.

"La Tía Julia y el escribidor", en cualquier caso, es una de las obras más atractivas de Vargas Llosa. Junto a la historia real, ficcionalizada, de su romance y del ambiente en los estudios de radio donde el personaje de Mario trabaja y donde se graban las telenovelas, se narran -como en una realidad paralela- las historias radiadas, obra de Pedro Camacho, un desaforado libretista boliviano que, además, hace de actor en las mismas.
La réplica de la tía Julia, "Lo que Varguitas no dijo", muestra a una esposa-autora atormentada por los celos. El enfado cuando se publicó el libro de Urquidi, lo condujo a arrebatarle los derechos de "La ciudad y los perros".

Es un hecho constatable (y de aquellos años 60 y 70 no hace mucho) la escasa presencia de mujeres en el boom y el foco del autor en las figuras de Vargas Llosa y García Márquez, quizá porque sus dos grandes logros son las entrevistas que con ellos realiza y por el hecho de haber obtenido ambos el Premio Nobel. Pero démosle también su justo mérito al sistema patriarcal, o al menos introduzcamos la pregunta.

Sí que tiene una enorme presencia a lo largo de todo el ensayo la figura de Carmen Balcells, agente de la mayoría de escritores del boom. Una presencia que no hace más feminista la historia, pues se la define como una "mamá grande" parafraseando la obra de García Márquez:

Cuando me puse a trabajar en este libro tuve claro que hasta que no accediera a Balcells la cosmogonía de personajes y autores del boom iba a quedar incompleta. A los pocos minutos de escucharla comprendí a  aquiel bregado editor que, un día tras casi haber arruinado a su editorial pagando un millonario anticipo por uno de sus autores me justificó su acción con estas palabras: "¡Es que lo hace tan bien! Llega un momento en que no puedes negarle lo que pide...". A pesar de acudir prevenido ante sus cantos de sirena, admito que, en mi labor de estrevistador, experimenté momentos de arrobo ante su generosa disponibilidad y su arrolladora y magnética personalidad.
Balcells admitía, aunuqe harta de la metáfora, lo que tenía de madre con sus chiquillos autores...

Tampoco es ajeno el autor a la época y el posicionamiento ideológico de la mayoría de autores: años 60 y 70, Barcelona predemocrática, terreno de juegos de la gauche divine con sus juergas en Bocaccio, pero también años de revoluciones americanas y feroces dictaduras, ante los que esta generación de escritores comenzará significarse, sobre todo con el polémico caso de Cuba. Al principio con alegre favoritismo y posteriormente con insalvables resquebrajamientos:

Se produjo un realineamiento político. En palabras de Vargas Llosa: "Ser forman tres grupos, los que se quiedaron con Cuba, los que rompieron y los que permanecieron en el limbo". Del lado castrista se alinearon Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, y entre los disidentes figuraban Varrgas Llosa y el español Juan Goytisolo, mientras que Carlos Fuentes mantuvo una acittid ambigua. Para Donoso, frente a la Revolución cubana, "hay una variedad de actitudes desde mi propia  y congénita tibieza política hasta el compromiso total de Carlos Fuentes y más tarde, el de Vargas Llosa". En cualquier caso, dice Donoso en 1982, los nombres verdaderamente grandes de la literatura cubana son hoy (...) claramente disidentes y todos viven en el exilio.

Por supuesto se aborda la gran disputa entre García Márquez y Vargas Llosa, la importancia de la editorial Seix-Barral, el magnetismo que sobre estos escritores ejercen ciudades como Barcelona, París o Nueva York y la recomendación de todo un universo de novelas y cuentos (con alguna que otra poesía) tan real y tan mágico como el inexplicable boom.



sábado, 12 de noviembre de 2022

De lo sagrado

¿Qué es lo sagrado? Cada quién tendrá su idea: Dios, la Constitución, comer paella los domingos o las vacaciones. Y cierre la lista un largo etcétera. ¿Adónde quiero ir a parar? (siempre me gustó la voluntad de moverse para llegar a la quietud) Pues a una serie de acciones que están gozando de cierta visibilidad (o más bien viralidad) y que están relacionadas con la profanación de algo muy sagrado desde el Siglo de las Luces: los museos.

Pensaba dar un rodeo muy largo, pero en la cronología ya hay información suficiente. Los museos son sagrados desde hace cuatro días, como quien dice. Sin embargo, la naturaleza lo es desde mucho antes (en los propios museos se pueden encontrar pruebas de ello, como los numerosos objetos de culto a dioses del viento, la tierra, la lluvia o el sol).

Esa naturaleza que profanamos a diario en mayor (cuando construimos macroproyectos de lo que sea) o en menor medida (cuando encendemos la calefacción o el coche) no es noticia cotidiana. Nos hemos acostumbrado a vivir codo con codo con lo sagrado, a protegerlo de una minoría  transgresora con leyes y policía, pese a que un cuadro (aunque sea de Goya o de Van Gogh) nunca tomaría represalias contra quien lo profanase.

¿Qué leyes y qué policía defienden a lo que es (minoritariamente) sagrado de la mayoría?

Que me perdonen Goya o Van Gogh, si hace falta.

Un haiku

La luna llena

cuando clarea el cielo

se desvanece

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Comentarios - Como polvo en el viento

 Con la aparición de la novela gráfica se me ha ocurrido incorporar a partir de ahora la portada del libro para acompañar el texto. Seguro que ya lo habíais pensado, pero cada quién tiene su propio ritmo. El mío me ha traído aquí y ahora a hablar de nuevo de Leonardo Padura.

Esta historia de casi 700 páginas, cortesía de nuevo de mi tía y proveedora número uno de novelas, recorre las vidas de un grupo de amigos que convivían en La Habana de los 90. Se hacían llamar el Clan, tenían veintipocos años y eran gente universitaria, eso sí, de diferente procedencia social.

La novela arranca con un parrafito breve y cotidiano que señala el sendero intimista con el que Padura aborda el relato:

Adela Fitzberg escuchó el toque de trompetas que hacía de alarma para las llamadas familiares y leyó la palabra Madre en la pantalla del iPhone. Sin darse tiempo para pensar, pues la experiencia le advertía que resultaba más saludable no hacerlo, la muchacha deslizó el tembloroso auricular verde.
- ¿Loreta? -preguntó, como si pudiera ser otra persona y no su madre quien la llamaba.

 Aunque no va a ser esta una historia familiar, o un conjunto de ellas. Como gran experto que es Padura en la creación de tramas policiacas, no faltará la intriga. A ella dará pie, según se va desarrollando la introducción, la premisa de una foto antigua del Clan, la última foto en que salía completo, antes de que la mayoría escapara de Cuba. Salpicado, sin exagerar, de muertes, secretos, traiciones y huidas, el autor aprovecha para dibujar el panorama de la isla tras la caída del muro de Berlín, sin evitar las miserias de la vida en La Habana ni las inconsistencias ideológicas de los personajes más aburguesados:

Clara podía entender las motivaciones de cada uno de ellos, incluidas las posibles aspiraciones a la riqueza económica. Conocía muy bien las razones personales de Darío, empujado por su visceral necesidad de alejarse de lo que había sido. 
(...)
En cambio, la otra cara de la pregunta también la obsesionaba, a veces más, y venía a complicar sus conclusiones: ¿y por qué otros se quedaban? ¿Por qué mientras tantos se iban muchos cientos de miles permanecían? ¿Por qué Bernardo? ¿Por qué ella y otros como ella?(...) Tenía ante sí todos los colores del espectro, los visibles y los invisibles, los verdaderos y los falsos.  

Volviendo al tono íntimo, Padura aprovecha a sus personajes para hablar de las constantes vitales que siguen dominando a la humanidad, que seguimos sin comprender del todo y que buscamos o sufrimos por lo menos una vez en la vida: el amor, el miedo, las dudas, el instinto de supervivencia... Y todo ello, a veces en relación con la vida pública, el sistema político o las instituciones. Otras, en cambio, con el recurso a los afectos, a lo más genuinamente político, a lo personal. 

En este punto quizás Padura sea conservador y no arriesgue demasiado, o tal vez sea solo consecuente con una realidad vivida o experimentada en ese momento histórico, en ese espacio geográfico ¿quién sabe? De alguna manera, quiere incluir la diversidad sexual en el relato precisamente, o al menos eso me parece a mí, por su componente político:

Y ahora, al borde de los cuarenta años, después de tanto tiempo mintiéndose sola, abandonada, cansada, confundida, luego de haber dudado tanto de su sexualidad y sus reacciones eróticas, Clara por fin descubría donde menos lo habría esperado veinte, quince, diez, cinco, un año atrás, la mina dorada del amor más pleno y satisfactorio, el que se suele calificar como el amor de la vida: ese que se da y se recibe en las mismas proporciones... Dos personas que se creían vencidas y que, en la complicidad y la cercanía, descubrían que todavía podían luchar y desandar un camino.