viernes, 4 de junio de 2021

Comentarios - Al volver la esquina

 Otra novela, como la del viernes pasado, que tomé prestada en la biblioteca de Ourense. La particularidad de ésta es que fue la última que se publicó de Carmen Laforet y se hizo póstumamente aunque según nos cuenta su hijo en el prólogo, el manuscrito existía desde los 70.

Es interesantísima la vida de esta escritora que ganó con Nada el premio Nadal en 1944 y desapareció, un poco como el protagonista de esta novela Martín Soto, lo hace en la primera página de la misma:

"Mis sobrinas se asomaron a la ventana que da, como el portal de su casa, a la calleja que desemboca en Embajadores. Le vieron cruzar la calzada sorteando los charcos de lluvia recientes y en la esquina se detuvo, se volvió hacia la ventana de ellas y las saludó. Después de volver esa esquina, nadie hasta hoy ha vuelto a verle ni vivo ni muerto".

Con este misterio arranca la novela, pero no con la intención de hacer pesquisas hasta resolverlo, ya que rápidamente la voz narradora pasa a ser la del propio desaparecido (el párrafo de aquí arriba se corresponde con el diario policiaco de Luis López) que hace memoria de lo acontecido a raíz de esa fecha en que desapareció al volver la esquina.

Y la novela transcurre por el caudaloso río de los recuerdos de Martín Soto, que recompone secuencias descartadas de su memoria sobre aquel periodo. Y aquí está una de las grandes maravillas de la historia, hilo conductor de la misma como se ejemplifica en estos tres momentos diferentes de la novela:

"El sueño se me está escapando como el humo de una hoguera. (Humo de hogueras. San Juan, las vacaciones de la infancia. Saltos sobre el fuego.) En el sueño estoy en mi casa: puertas blancas, cortinas blancas del techo al suelo, pasillos empapelados con papeles de rosas rojas o rosas azules sobre fondo gris."

"Todo es confuso en este punto de la noche toledana, menos la figura de Anita. Sé que Anita cambió su expresión al verme y que se fijó en la niña, pero no sé en qué momento le hice comprender que nos conocíamos desde hacía años y vi aquella alegría en su expresión."

"Pero apartando a un lado justificaciones y reproches a aquel muchacho, a aquel hombre de veinticuatro años que fui yo, lo que ponen de relieve los recuerdos desechados no es esta interesante explicación. No hay explicación. Y antes del verano, en la primavera, yo me sentía perfectamente bien y con la cabeza más lúcida que nunca"

Y las menciones a una película hecha con descartes, a la celulosa de los recuerdos, a las imágenes rescatadas de repente de un olvido pasajero, se suceden a lo largo de toda la novela otorgando al libro esa dimensión cinematográfica que a mí personalmente me conecta con el cine italiano (con Cinema Paradiso en la técnica y con La notte en la temática).

Y esto no es casualidad, porque según prologa su hijo, Carmen Laforet pasó una larga temporada en Roma, desde dónde escribió a Ramón J. Sender una carta en la que confesaba (1973) que había reescrito y cambiado el enfoque de las novelas que seguían a La insolación (1963) y que conforman la trilogía nunca enteramente publicada Tres pasos fuera del tiempo. Una trilogía de la que Al volver la esquina es segundo tomo, pero una trilogía que era el resultado de descubrir con el último, Jaque mate, que había material para dos libros previos. La única que permanece inédita aunque se la supone escrita.

Es un poco desconcertante comenzar una trilogía inacabada y hacerlo además por la segunda parte, pero la novela se disfruta de maravilla y me deja con las ganas de leer La insolación para descubrir si ahí se sabe algo más del diario de Luis López, o de Soli, o si eso quedaría para la última novela. Ya veremos.

"- Este sitio es muy raro, Soli. ¿No te parece?

 - No sé... ¿Es que tampoco parece Toledo este sitio? Yo creo que todo esto es la noche toledana, Martín. Mi papá dijo que íbamos a pasar la noche toledana... ¡Mi papá sabe mucho!"

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