Y seguro
que los paran en la aduana porque alguien me dijo el otro día que hay una plaga
de camellos (de los que tienen jorobas y beben agua) en este país que tiene a
todo el mundo preocupado.
La fuente de mi inspiración |
El seis
de enero se me ocurrió, aprovechando que tenía la mañana libre, comprar unas
bolsas herméticas marca Día de esas que no sirven para nada porque son muy
pequeñas y rellenarlas de dulces y gominolas para regalarle algo por reyes a
mis compañeros de trabajo. Me fui al Coles (que es el supermercado y se
pronuncia “couls”) y mientras compraba pensé que dos chocolatinas, un bombón y
tres gominolas no eran gran cosa, así que compré un bloc de post it y le di
rienda suelta a mi imaginación. En cada hoja del post-it puse el nombre de cada
uno y un dibujo inspirador o referencial.
Los que
me conocen (y ahora mis compis del curro también) saben que mis dotes de
dibujante/pintor/artista son no ya limitadas sino profundamente inexistentes
(tanto como mi oído musical o mi sentido del ritmo).
Ahí
estaba yo, ante el aterrador lienzo en blanco (en este caso amarillo) sufriendo
una agotadora crisis creativa cuando las musas vinieron en mi ayuda: “No te
preocupes, tenemos la solución, utiliza las obsesiones y lugares comunes de tu
obra pictórica y reformúlalos para teñirlos de efectividad sentimental”
Y eso
hice, empecé a dibujar casitas en el campo con árboles y monigotes y un sol
sonriente en lo alto (véase imagen).
Un niño
de cinco años supera con creces este nivel, y así me lo pasé de bien dibujando
y personalizando cada una de las estampas, riendo por lo bajo ante las caras de
sorpresa que pondrían algunos de ellos.
Lo que
nunca habría pensado es que el ridículo excediera el limitado círculo de la
cafetería y su repercusión llegara a las redes sociales. Las cosas que tiene ser naïve...
El dibujo de Stephane acabó en el Facebook |
Conclusiones,
que me divierto como un niño chico en cuanto me agencio papel y lápiz, que nunca sabes cuándo pueden ser útiles los conocimientos de ciertas disciplinas artísticas como la música o la pintura que tantos suspensos te acarreaban de pequeño y que los mejores regalos de reyes son los que
tienen que ver con las personas y no con los objetos.
¡Qué
divertido es crecer con el niño que llevamos dentro!
Acojonante!
ResponderEliminarTe has superado, mi estimado!
Un ciclogenético abrazo,
W. M.
Ríete de Dante
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