miércoles, 8 de enero de 2014

Los Reyes Magos vienen a Australia en bañador



Y seguro que los paran en la aduana porque alguien me dijo el otro día que hay una plaga de camellos (de los que tienen jorobas y beben agua) en este país que tiene a todo el mundo preocupado.
La fuente de mi inspiración
El seis de enero se me ocurrió, aprovechando que tenía la mañana libre, comprar unas bolsas herméticas marca Día de esas que no sirven para nada porque son muy pequeñas y rellenarlas de dulces y gominolas para regalarle algo por reyes a mis compañeros de trabajo. Me fui al Coles (que es el supermercado y se pronuncia “couls”) y mientras compraba pensé que dos chocolatinas, un bombón y tres gominolas no eran gran cosa, así que compré un bloc de post it y le di rienda suelta a mi imaginación. En cada hoja del post-it puse el nombre de cada uno y un dibujo inspirador o referencial.
Los que me conocen (y ahora mis compis del curro también) saben que mis dotes de dibujante/pintor/artista son no ya limitadas sino profundamente inexistentes (tanto como mi oído musical o mi sentido del ritmo).
Ahí estaba yo, ante el aterrador lienzo en blanco (en este caso amarillo) sufriendo una agotadora crisis creativa cuando las musas vinieron en mi ayuda: “No te preocupes, tenemos la solución, utiliza las obsesiones y lugares comunes de tu obra pictórica y reformúlalos para teñirlos de efectividad sentimental”
Y eso hice, empecé a dibujar casitas en el campo con árboles y monigotes y un sol sonriente en lo alto (véase imagen).
Un niño de cinco años supera con creces este nivel, y así me lo pasé de bien dibujando y personalizando cada una de las estampas, riendo por lo bajo ante las caras de sorpresa que pondrían algunos de ellos.
Lo que nunca habría pensado es que el ridículo excediera el limitado círculo de la cafetería y su repercusión llegara a las redes sociales. Las cosas que tiene ser naïve...
El dibujo de Stephane acabó en el Facebook

Conclusiones, que me divierto como un niño chico en cuanto me agencio papel y lápiz, que nunca sabes cuándo pueden ser útiles los conocimientos de ciertas disciplinas artísticas como la música o la pintura que tantos suspensos te acarreaban de pequeño y que los mejores regalos de reyes son los que tienen que ver con las personas y no con los objetos.
¡Qué divertido es crecer con el niño que llevamos dentro!

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